San Cristóbal, Por Julio César García. – Unas pocas personas poseen la capacidad de marcar el camino que un colectivo debe seguir. Entre ellas se encuentra el intelectual y escritor Odalís Guillermo Pérez Nina, quien ha logrado trascender en el vasto mundo de las letras, gracias a su talento literario y a su sólida formación.
Con una trayectoria literaria
que incluye 44 publicaciones de notable calidad, Pérez Nina demuestra un
dominio del lenguaje culto que rara vez deja lugar a la duda respecto a la
solidez de su contenido.
Su obra más reciente, Zona
de reclusión, es un conjunto de once poemas condensados en 56
páginas. Si el lector busca versos sencillos o la poesía fácil del tipo “dime
que me quieres, como te quiero yo”, este libro no es para él. En cambio, se
trata de una obra profundamente reflexiva, escrita íntegramente en minúsculas,
pero con la mayúscula intención de llevar al lector al borde del abismo; un
lugar donde, si no se avanza con cuidado, se corre el riesgo de caer y quedar
suspendido en el vértigo de sus significados.
“el sueño también ocurre en la
pasión. la prisión.es la cifra, el tono del castigo. la amenaza. libro de la
mente atravesada.”, página 7.
“debo admitir que la mirada
siente el toque sensual, agua que surge serenísima.”, página11.
“no dudo nada. ríete mucho
cuca. cuquita. cucona.”, página 13.
“el tiempo se recobra en el
sentido. el cuerpo ya es mi doble. tu mirada es ángel.”, página 16.
"lengua de orificios, de
oscuras huellas enfermizas. Dichosa lumbre del espejo.”, página 21.
“aviso de la boca: copa y
espacio.”, página 24.
“impulso de sirena y agua en
el estanque humo suspendido que no calla”, página 35.
“ala ola duda sombra circulo
que abraza el cuerpo y adivina. Topografía del hechizo. pellizco de la noche,”,
página 49.
“todo termina aquí en la
tierra.”, página 55.
La palabra que más se utiliza
para definir al doctor Odalís Guillermo Pérez Nina es intelectual, un término
que proviene del latín y se compone de las voces inter (“entre”) y lectus
(“leído”), es decir, “propio de quienes leen”. Sin embargo, desde mi
perspectiva, Odalís no es solo un intelectual. Este término no basta para
describir a quienes, como él, ordeñan el idioma, extrayendo palabras que no
solo son agradables al oído, sino que cargan un significado profundo y un
significante que impulsa la trascendencia de sus escritos.
Lo intelectual está vinculado
al intelecto, al pensamiento lógico, la razón, el estudio, la reflexión y el
entendimiento. En este sentido, puedo coincidir con quienes lo califican de
intelectual. No obstante, me parece más justo reconocerlo también como un
escritor excepcional. O, mejor aún, como un escriptor: un escultor de palabras,
alguien que las moldea con esmero para tallar en el idioma su visión única del
mundo.
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