San Cristóbal, por Julio César García, 13-10-2024.- Suele pasar que la necesidad económica te lleva a formar parte de alguna organización donde entiendes podrás mejorar esa situación. Casi siempre se acude a un partido político de esos que en el sistema se vislumbran con posibilidad de acceder al poder.
Una vez
en el partido tratas entonces de acercarte a alguien de la dirección para
garantizarte una cuota de poder si llega a ganar el partido, por desgracia para
ti en lugar de prepararte y educarte para ser un líder de cara a futuro, te
conformas con vender tu espacio para que tu “líder”, tenga más espacio donde
ejercer sus influencias.
Gana
tu partido y llegas a estar en un buen puesto y entonces tu líder cambia de estatus,
ahora es un semidiós a quien tienes que rendirle culto, de quien dependes tú y
los que te rodean, ese ser casi divino que casi nunca te dirige la mirada o la
palabra es el santo a quien dedicas tus oraciones más sentidas, has vendido tu voluntad.
Una
vez en tu puesto de trabajo tus compañeros no te respetan, pues no ven en ti un
profesional capaz de realizar una función y por ella ganar un salario digno,
no, te ven como el perrito que mueve la cola desde que huele la cercanía del
jefe, más de uno comenta que has vendido tu dignidad.
Tus conversaciones
cotidianas se han convertido en unos monólogos de ensalzamiento y lisonja hacia
tu líder que hace que te repudien tus pares y se alejen de ti quienes se
consideran tus amigos, has vendido tu voz.
Poco
a poco te has convertido en un hombre que se ha vendido por pedazos y lo peor
es que tu entorno te desconoce, tus compañeros de labores no te soportan, tus
pares no te quieren y tu líder te ve como alguien a quien no necesita para
nada, pero a quien debe dejar ahí, invisibilizado, convertido en una sombra,
porque en el poder no se está eternamente y siempre es bueno tener a alguien
que te debe favores cerca, vendiste tu futuro.
Suele
pasar y como siempre espero que no te pase a ti.
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