San Cristóbal, 26/10/2023, Por Leonardo Cabrera Diaz. - En días pasados, salí a darme un par de cervezas, realmente no recuerdo si dije, o tomé como excusa, que era para combatir el sofocante calor o para botar un poco la tensión en que el proceso político electoral del país, tiene sometido a la población, "jarta" ya de oír, los mismos cuentos y promesas que siempre tiene igual final….nada.
Pero ¡oh sorpresa!, después de
varias cervezas, y ya medio contento, me atraparon infraganti, preso por la
guardia de Mon, tuche y sin saca rayas, había llegado ella, toda colará, con la
cara guapa y el semblante igual al de una abeja de piedra, bien emponzoñá, y me
pareció verle una sombrilla en las manos.
¡Oh Dios!, exclamé en mis
adentros, y traté de evadir la situación, pero no pude, todos mis esfuerzos
resultaron infructuosos, y no tuve de otra, y sin pensarlo más, respiré hondo,
me entrecogí de hombros y más bronco que un chivo de loma desorbitado, la senté
a mi lado.
Permanecimos en silencio, pero
sentía como si dos brasas calientes me quemaban el cerebro, cuando volteo, eran
sus grandes ojos, que, con un brillo extraño, me miraban fijos, buscando y
escudriñando no sé qué cosa en mi cabeza, como queriendo adivinar mis
pensamientos, entonces, comencé a sudar frío, y de un solo sorbo, me bebí casi
toda una pequeña, e ipso facto, pedí la otra y me envisqué en la botella.
Y así, sin querer queriendo,
yo sonreía pretendiendo simular estar tranquilo, mientras que, en mis adentros
varios coños retumbaban en mi pecho, como si lo fueran a explotar, intentando
desahogar el enojo y todo el coraje que me invadía. Que vaina, que vaina,
varias veces me decía en mi interior, solo yo me escuchaba.
Pero de un momento a otro, no sé
qué me pasó, y me armé de valor y rompiendo el silencio le pregunté,
toscamente, ¿se puede saber que quieres? ¿Qué haces tú aquí?, ¿cuándo vas a
entender, que no me agrada que me andes buscando como si yo fuera un muchacho o
algún hijo tuyo?
-"Quiero que me digas la
verdad", ella, molesta, casi furiosa respondió; y acto seguido preguntó,
¿Es que tu crees, que yo soy una tonta, o una estúpida, que no siente ni
padece?, ¿tal parece que ya no me necesitas, sabrá Dios, con quién te inspiras,
con que Musa vieja, cierras los ojos, subes a las nubes, contemplas la luna y
agarras el cielo con las manos?
–Hace días que quiero decirte
algo, plantearte una adivinanza, y no he podido, porque ni siquiera tienes
tiempo para mi, pero te veo muy activo, solícito y solicitado en los periódicos y en las redes, con tus artículos, ya me imagino como debe
estar tú celular?
–La verdad es que tu te estas
volviendo loca, pero loca de remate, le respondí; porque sabes bien, que tu
eres la única Musa que hace fluir e inspiras mis ideas, que fluyen de mis adentros, mis virtudes y mis defectos,
lo bueno y lo malo y lo mucho de loco y lo poco de cuerdo que soy.
–Fue entonces, cuando ella
sonrió, y con gran ternura me dio un beso, y de inmediato me retó para que
descifrara lo siguiente:
"Provincia con casi todos
sus funcionarios y políticos abstractos, ausentes, indolentes, siempre ajenos y
además, con muchos candidatos, sin gracia, sin aura, sin carisma, sin encantos,
sin planes, sin propuestas, sin esto, ni lo otro, sin ni siquiera los etcéteras
y etcéteras.
Y para colmo de males,
algunos, tan desabridos, insulsos, insípidos, sosos e inodoros, al extremo
de que,
por sí solos y sin partidos, no
inspiran, ni provocan y definitivamente no
invitan al voto."
¡Oh San Cristóbal!,
inmediatamente respondí, sin pensarlo dos veces.
–¡Ese es mi tipo,! exclamó, me abrazó y me susurro al oído ¡que
bueno saber que yo sigo siendo la Musa
amorosa que te inspira, porque tú eres mi periodista favorito.
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