Imagen: Fuente externa
San Cristóbal, 07/02/2023. – “Las simientes del mañana las sembramos hoy”, esta parece
ser una de las únicas verdades que permanecen en pie después de que el sapiens desarrollara
ciertas capacidades e iniciara las transformaciones que nos han traído hasta
este hoy solidario con lo lejano y utópico, indiferente con lo cercano y
tangible.
Este
hoy donde parecemos preferir el ciberespacio al barrio, el amigo virtual al
vecino del frente, es un tiempo perfecto para cultivar las islas personales que
nos permiten vivir en el confort que creamos en nuestros entornos virtuales.
Hoy somos
capaces de estremecernos hasta lo más íntimo de nuestras almas cuando leemos
que en la comunidad Borana en el condado de Isiolo, en Kenia una niña sufrió
una mutilación genital, sin embargo, no nos preocupa que nuestra vecina con
apenas dos años fue violada y asesinada por un señor que vive a dos casas de la
nuestra.
Estos
tiempos nos han preparado y condicionados para que seamos cada vez más
habitantes del “no espacio”, ese espacio que en realidad no tiene asiento en
lugar alguno tangible, palpable, visible, cada vez son más comunes los besos y
abrazos virtuales y es menos accesible el calor de la proximidad de un cuerpo,
como nos decía Kafka “los besos escritos no llegan a su destino”.
El sapiens
cazador y recolector desapareció cuando llegó la revolución agrícola nos dice Yuval
Noah Harari, quien llama a esta revolución “El mayor fraude de la historia”,
pues convirtió al sapiens de dueño de lo que ya tenía a esclavo de unas cuantas
plantas, en nuestros días hemos pasado de inventores de la Inteligencia
Artificial a esclavos de lo que esta es capaz de crear.
Los primeros
habitantes del planeta, unos escasos miles de sapiens repartidos en pequeñas porciones
de tierra hoy se han convertido en más de 7.9 mil millones repartidos en todo
el planeta, aquellos primeros habitantes lograron poco a poco relacionarse y
buscar actividades comunes que les permitieran sobrevivir juntos, hoy hemos
obtenido la manera de vivir en grandes colmenares y ser cada vez menos
enjambre.
Hoy estamos
sembrando las simientes para mañana ser una humanidad que se desconozca entre
si y donde cada uno sea una isla virtual habitable, pero sin quien la habite.
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