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Juan Antonio Alix sigue vigente 188 años despues

Por eso la suerte ingrata

De la Patria no mejora

Porque muchos son ahora

Como don Martín Garata,

Que quieren meterse en plata

Ganando cuartos mansitos

Con monopolios bonitos,

Con chivos o contrabando,

O así, de cuenta de mando,

Coger los mangos bajitos.

El 6 de septiembre de 1833, nace Juan Antonio Alix, fue el más importante poeta popular dominicano. nació en Moca, hijo de Félix Alix y María Magdalena Rodríguez. Alix es un auténtico representante del pueblo, del que extrae su lenguaje y modalidades, con los que plasma en sus décimas una imagen verídica del dominicano de los tiempos de la Restauración.

A los 17 empezó a escribir las décimas inimitables que le dieron tan grande y popular renombre. Cantó sin descanso, prefiriendo el lenguaje del campesino del Cibao para sus décimas. En su larga vida de ochenta y cinco años nadie lograría arrebatarle el cetro de la poesía popular dominicana.

El célebre Cantor del Yaque fue soldado en las luchas de la Independencia y asistió a la toma de Beler con el grado de Cabo de nuestro ejército. En la Restauración, figuró entre los patriotas que se sublevaron en Guayubín en febrero de 1863.

Pareció determinado a no deponer las armas, y junto con otros dominicanos buscó refugio en Haití. Se enteró bien de las costumbres de aquel pueblo, y además estuvo al tanto de los preparativos para la formal guerra libertadora; pero días antes del golpe de Capotillo, cruzó la frontera, se acogió a las garantías de las autoridades españolas, e hizo algo peor, que fue darles informes de los planes de sus compatriotas en Haití. Alix en lo adelante no se pudo separar de los españoles, a los cuales siguió hasta verse en la ciudad de Santo Domingo, donde le encontró la Restauración de la República, a la que se adhirió, como otros compañeros.

Siño Juan Antonio, Papa Toño, como familiarmente le llamaban, publicaba sus composiciones en hojas sueltas que circulaban profusamente por toda la República. Esos volantes, tan solicitados, era el dinero que Alix llevaba al mercado de su pueblo. Entre lasplaceras y los campesinos de Santiago era un ídolo, amado y festejado por todos. Ningún regalo mejor podía llevarse de retorno al bohío, que una décima de Juan Antonio, y escasos días después la celebrada poesía era conocida y recitada en toda la comarca.

Sus décimas satisficieron una necesidad del espíritu colectivo. Eran solicitadas por el pueblo, que las compraba no bien estaban en circulación. Las habladurías de la calle, el escándalo social de la hora, alguna amarga queja del público, el incidente burlesco hecho comidilla de los murmuradores que lo eran casi todos los vecinos de la población, la oportunidad de un desbordamiento de júbilo público, el triunfo o fracaso de una revolución, o acaso un fusilamiento, ejecutado de manera espectacular, constituían el material preferido para las décimas, tocadas siempre de un vivo color de actualidad y salpicadas de pimienta satírica, de que tanto gusta el pueblo.

A continuación, su décima Los Mangos Bajitos…

 

 

Dice don Martin Garata,

Persona de alto rango,

Que le gusta mucho el mango

Porque es una fruta grata.

Pero treparse en la mata

Y verse en los cogollitos,

Y en aprietos infinitos...

Como eso es tan peligroso,

El encuentra más sabroso

Coger los mangos bajitos.

 

Don Martín dice también

Que le gusta la castaña,

Pero cuando mano extraña

La saca de la sartén,

Y que se la pelen bien

Con todos los requisitos;

Pero arderse los deditos

Metiéndolos en la flama.

Eso sí que no se llama

Coger Los mangos bajitos.

 

Por eso la suerte ingrata

De la Patria no mejora

Porque muchos son ahora

Como don Martín Garata,

Que quieren meterse en plata

Ganando cuartos mansitos

Con monopolios bonitos,

Con chivos o contrabando,

O así, de cuenta de mando,

Coger los mangos bajitos.

 

Cuando hay revolución

Maña es la más antigua,

Despachar a la manigua

De brutos a una porción.

Que al mandarlos algún don

Ya se marchan derechitos,

Y los dones quietecitos

Cada cual queda en su casa.

Para cuando todo pasa,

Coger los mangos bajitos.

 

Cuando el toro está plantado

Se verán miles toreros,

Allí en los burladeros

Con el pitirrio apretado.

Cuando el toro otro ha matado

Al punto salen toditos,

Echando vivas a gritos

Y a empuñar buenos empleos,

Que son todos sus deseos

Coger los mangos bajitos.

 

Dejen ya la maña vieja

De mandar al monte gente

Para tumbar presidente

Sin dar motivos de queja;

Que la prudencia aconseja,

Que vivamos tranquilitos,

Como buenos hermanitos,

Que mucha sangre ha costado

Y la ruina del Estado

Coger los mangos bajitos.

 

Y que vean lo que ha costado

La tumba de dos poderes,

Que han muerto miles de seres

Que la tierra se ha tragado.

Cuántas viudas no han quedado,

Y huérfanos infinitos!

Cuántas miserias y gritos!

Y cuánta sangre correr!...

Por unos cuantos querer

Coger los mangos bajitos.

 

Ahora lo que han de hacer

Echarlo todo al olvido,

Y al Presidente elegido

Ayudarlo a sostener.

Y evitar que vuelva a haber

Más viudas y huerfanitos,

Más crímenes y delitos,

Y lárguense a trabajar,

Los que quieren,

SIN SUDAR,

Coger los mangos bajitos.

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