San Cristóbal, Por Julio César García Espinal. - En una vibrante constelación de versos, arte y memoria, el Segundo Festival Duveaux de Poesía 2025 se erigió como un acto de belleza y justicia poética. La comunidad de Duveaux, con su corazón encendido de palabra y pertenencia, dedicó este encuentro al multifacético artista Marcial Báez, en uno de los homenajes más hondos y merecidos que ha ofrecido la provincia de San Cristóbal.
Poeta,
psicólogo, profesor de artes, pintor, diseñador, escultor e incluso cantante en
momentos de íntima expresión, Marcial Báez representa una rara síntesis de
sensibilidad y talento integral. Único entre los suyos, publicó un libro de
poesías junto a su madre, gesto que trasciende lo literario y se inscribe en la
más entrañable herencia afectiva. En reconocimiento a su legado, la sala
capitular del municipio de Yaguate lo declaró Hijo Distinguido, honor que fue
proclamado en el marco del festival, sellando así con dignidad oficial lo que
la cultura popular ya sabía: Báez es uno de los nuestros más luminosos.
El Festival —organizado por el Colegio Taller Victoria Montás y la Fundación Literaria Aníbal Montaño— se convirtió en un crisol donde convergieron generaciones y geografías. La participación de jóvenes poetas de clubes literarios como Blanca Kais Barinas del Colegio Taller Victoria Montás, Mandalas de Haina del Liceo en Artes Manuel Féliz Peña, El Convite Literario de la Escuela de Arte y Cultura Teidy Mora, Mi barrio en letras de Madre Vieja, Yaguate Lee y el Taller Central Aníbal Montaño, demostró que la poesía no es una flor marchita sino una raíz que se propaga viva por las manos de quienes apenas comienzan a escribir su historia.
Este
festival no sólo rindió homenaje a Báez, sino que extendió su abrazo a otros
pilares culturales de la provincia. Fueron reconocidos Julio César “Julito”
Pereyra, artífice de los Premios Fradique Lizardo; Belkis Marte, incansable
sembradora de lectura con más de treinta puntos de lectura instalados en y
fuera de la provincia; y Leonel Martínez, abogado, periodista y autor de El
Tirano del Prado, una figura clave en la promoción cultural de San Cristóbal.
El
espíritu de este encuentro se enriqueció con la presencia de personalidades
como Alejandro Arvelo, filósofo y exdirector de la Feria Internacional del Libro,
y la excelsa Ninoska Velásquez Matos, prima bailarina y coreógrafa, referente
del ballet clásico nacional, cuya sola presencia aportó la gracia y el rigor
del arte danzado.
Presentación de Juan B. Nina
Uno de
los momentos más significativos fue la presentación del libro del autor Juan B.
Nina sobre los orígenes históricos de la comunidad de Duveaux, cuyo nombre
honra al maestro José Dubeau, también conocido como el “maestro de maestros”.
Esta obra recupera la vida y legado de un educador que, entre múltiples
geografías —desde Samaná a Puerto Plata— sembró generaciones enteras de
pensamiento. Dubeau fue mentor de figuras tan fundamentales como Virginia Elena
Ortea y Antera Mota, y su obra Procederes, publicada en 1978, sigue siendo guía
luminosa para docentes en formación. Nacido en San Cristóbal en 1855 y
fallecido en Puerto Plata en 1925, Dubeau es, más que una memoria, un cimiento.
El
Segundo Festival Duveaux de Poesía fue más que un evento literario: fue una
ceremonia de pertenencia. Una afirmación de que la poesía —esa frágil fuerza—
es capaz de reunir generaciones, reconocer a quienes nos sostienen desde el
arte y educar desde la belleza. En Duveaux, durante estos días de julio, la
palabra fue casa, fue escuela, fue justicia.
Y en el centro de todo, la figura serena y múltiple de Marcial Báez —el hombre que pinta, escribe, enseña y canta— nos recordó que la vida, cuando se vive con arte, es siempre un poema abierto.
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