San Cristóbal, Por Julio César García Espinal. - En los anales del deporte dominicano, hay nombres que se gritan en estadios y otros que se susurran con respeto en las canchas polvorientas de nuestros barrios. Carlos Ruiz, nativo del Pueblecito en Cambita Garabitos, es uno de esos nombres que, aunque no siempre acapara titulares, ha sido columna vertebral en la construcción del voleibol en San Cristóbal y el país.
Carlos
Ruiz: El Atleta que Nunca Se Rindió
Lo
recuerdo como un joven espigado en los pasillos del Liceo Nocturno Pedro
Domínguez (Centro educativo Pedro Domínguez), con los sueños más grandes que
sus pasos, dispuesto a recorrer kilómetros entre Cambita, San Cristóbal y Santo
Domingo con la esperanza de vestir los colores patrios. Su lucha por integrar
la selección nacional de voleibol no fue solo un acto de ambición personal,
sino el inicio de una misión de vida.
En los
años 80, cuando el deporte era pasión y sacrificio puro, Ruiz comenzó a forjar
su carácter entre entrenamientos exigentes y noches de estudio. Luego su paso
por los Juegos Nacionales fue testimonio de su compromiso, pero fue su
integración al cuerpo técnico de las Reinas del Caribe en 2003 lo que lo
catapultó a otro nivel: el de los forjadores de leyendas.
Allí,
en ese grupo de élite, compartió largas jornadas de entrenamientos con figuras
que luego llevarían el nombre del país a lo más alto. Ruiz no solo entrenaba
campeonas, moldeaba el carácter de futuras líderes en su escuela, cuidando
especialmente de esas niñas talentosas que el sistema a veces olvida.
El
Formador de Sueños: EVOCARR y Carlos Ruiz el presidente
Pero
su verdadera obra maestra nació fuera de los reflectores. La Escuela de
Voleibol Carlos Ruiz (EVOCARR), que preside con la misma pasión que lo vio
formarse como atleta, es mucho más que un centro de entrenamiento: es un
santuario de oportunidades.
Desde
su fundación, EVOCARR ha sido semillero de grandes figuras del voleibol
nacional e internacional. Sin embargo, lo que verdaderamente distingue a Carlos
Ruiz no es la cantidad de estrellas que ha formado, sino su compromiso
inquebrantable con las niñas que aún están en el anonimato. “Él siempre está
pendiente de las que tienen talento y necesitan un espacio para destacar”,
afirman quienes lo conocen bien.
Recientemente, durante el acto de recibimiento del piso Sport Court —donado por NORCECA y gestionado por Cristóbal Marte Hoffiz— Ruiz reiteró que, aunque la cancha ya cuenta con un moderno piso deportivo y el equipamiento necesario, la inauguración oficial tendrá que esperar a que el techado esté completo. “Una vez finalizado, será inaugurado con la presencia del presidente Luis Abinader”, dijo emocionado.
En ese
mismo evento, Ruiz mostró una vez más su humildad al ceder protagonismo a sus
colaboradores y benefactores. Agradeció efusivamente a NORCECA y al Ministerio
de Deportes por el impulso a su proyecto. También se vivió un momento histórico
con la declaratoria de Cristóbal Marte como “Hijo Meritísimo” de San Cristóbal,
un gesto que consolidó la alianza entre instituciones y comunidad.
Un
Legado en Construcción
Carlos
Ruiz, el joven soñador de Cambita, el profesor incansable, el entrenador de
campeonas, el presidente comprometido… hoy se erige como uno de los pilares más
sólidos del deporte dominicano. Pero como los grandes de verdad, sigue
trabajando en silencio, enfocado en su misión: darle futuro al talento joven
desde la cancha.
San
Cristóbal y la República Dominicana le deben más de una ovación.
Porque
hay héroes que no necesitan medallas para brillar.
Carlos
Ruiz es uno de ellos.
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