San Cristóbal. - Desde el marco teórico la educación en nuestro país anda cada vez mejor, los congresos, paneles, talleres virtuales o presenciales muestran los esfuerzos que desde distintas instituciones se realizan para alcanzar los objetivos propuestos por el ministerio de educación.
Formar pensamiento crítico,
desarrollar las múltiples inteligencias, crear ciudadanos receptivos y
perceptivos, ciudadanos tolerantes y proactivos, son más de las mentiras que se
venden en congresos, seminarios y reuniones.
A los estudiantes se les evalúa
respecto a los preceptos que maneja un individuo que fue instruido para repetir
modelos de conocimientos y conductas, sin tomar en cuenta las individualidades
de cada persona.
Aquí todos son peces en una pecera,
que se les juzga y evalúa respecto a como nadan, por lo que, si alguno quiere
salir de la pecera y subir a un árbol hay que retornarlo a la pecera a
cualquier costo, “para que no se pierda”.
Nuestro sistema educativo
refleja el fracaso de una sociedad que decidió que unos cuantos individuos “sin
saber el oficio y sin vocación” definan cómo se tiene que educar, con cuales parámetros
se deben medir las compresiones y el avance de los estudiantes, con unos métodos
que ellos no entienden y no les interesa entender.
Este es un problema profundo y multifacético que afecta no solo a la estructura educativa, sino también a la sociedad en general. Este análisis se centra en varios puntos clave:
Evaluaciones PISA y Realidad
Educativa
Evaluaciones PISA: Las
evaluaciones del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes
(PISA) han demostrado consistentemente el bajo rendimiento de los estudiantes
dominicanos en áreas clave como lectura, matemáticas y ciencias. Estos
resultados reflejan una crisis en el sistema educativo que no ha sido abordada
de manera efectiva.
Negación de la Realidad: A
pesar de estos resultados, a nivel interno se persiste en ignorar la gravedad
de la situación. Existe una desconexión entre la realidad y las políticas y
estrategias educativas adoptadas, que a menudo no tienen bases científicas
sólidas.
Intromisión Política y Gestión
Educativa
Influencia del Sindicato de
Profesores: La intromisión política, ya sea a través del sindicato de
profesores o directamente de las estructuras partidarias, ha debilitado el
sistema educativo. Los puestos de dirección a menudo se obtienen por conexiones
políticas más que por méritos académicos o profesionales, lo que compromete la
calidad de la educación.
Premios y Reconocimientos: Las
escuelas y el sistema educativo premian a los profesores basándose en criterios
no siempre cuantificables o relevantes, lo que perpetúa un ciclo de
mediocridad.
Esfuerzos Teóricos y Realidad Práctica
Congresos y Talleres: En
teoría, la educación en la República Dominicana parece estar mejorando, con
numerosos congresos, paneles y talleres enfocados en metodologías innovadoras y
competencias del siglo XXI. Sin embargo, estos esfuerzos no se traducen en
mejoras reales en el aula.
Mentiras y Realidades: Se
habla de formar pensamiento crítico, desarrollar múltiples inteligencias y
crear ciudadanos proactivos, pero la práctica educativa sigue siendo
tradicional y autoritaria, inhibiendo la creatividad y el pensamiento
independiente. No es posible que docentes sin profundo pensamiento crítico,
actitud proactiva ante su propio aprendizaje, interés en la lectura, involucramiento
ciudadano, manejo de nuevas tecnologías, desarrollen estas habilidades en los
estudiantes.
Evaluación y Métodos de Enseñanza
Evaluación Uniforme: El
sistema evalúa a todos los estudiantes de la misma manera, sin considerar las
individualidades y diferencias en habilidades. Esto crea un ambiente educativo
restrictivo que no fomenta el desarrollo integral de los estudiantes.
Métodos Tradicionales: La
instrucción se basa en la repetición de modelos de conocimiento y
comportamiento, sin adaptarse a las necesidades cambiantes de la sociedad
moderna. Los estudiantes son preparados para seguir órdenes y no para
cuestionar o innovar.
La educación en la República
Dominicana enfrenta un desafío monumental que requiere un enfoque holístico y
radical para su reforma. Es necesario:
Despolitizar la gestión
educativa: Asegurar que los puestos de dirección y las políticas educativas se
basen en méritos y evidencia científica.
Revisar los métodos de
evaluación: Implementar sistemas que reconozcan y valoren las individualidades
y diferencias de los estudiantes.
Fomentar la innovación y el
pensamiento crítico: Adoptar metodologías basadas en evidencia que realmente
promuevan la creatividad, el pensamiento crítico y la adaptabilidad.
Compromiso genuino: Desde
todas las partes involucradas en el sistema educativo, para transformar la
educación en una herramienta eficaz para el desarrollo personal y social.
Solo a través de una reforma
integral y el compromiso de todos los sectores de la sociedad se podrá
transformar la educación dominicana en un modelo que realmente prepare a sus
ciudadanos para los desafíos del siglo XXI.
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