San Cristóbal, 09/04/2024.- La narración es el arma que esgrime cada escritor. Sea una poesía, un relato, un cuento, una novela o una noticia, quien escribe está condenado a la narración y debe ser capaz entonces de narrar bien, aunque se queme el alma buscando esas letras, ese momento en el que con sus palabras atrae las retinas del lector.
¿Qué sería de un escritor sin
la habilidad de narrar? Quizás sería un ser vacío, una mente sin propósito, una
simple marioneta que simula ser algo que no es. Sería, en esencia, un algoritmo
programado para organizar palabras en una pantalla o papel de manera mecánica.
La información no es una
narrativa, la información en un conjunto de datos que pueden tener un
significado o un significante, con la información se puede crear una narración,
pero no es narrativa en sí misma. La narrativa se construye a partir de la
información, pero no son lo mismo.
Hoy por ejemplo contamos con
la Inteligencia Artificial capaz de crear una narrativa a partir de una
información que puede o no tener relación con la verdad o la realidad, sin embargo,
debemos preguntar ¿esa narración creada a partir de grandes datos almacenados
en un servidor es válida?, ¿Puede una narrativa creada por un algoritmo,
desvinculada de la verdad y la realidad, tener legitimidad?
En este punto es difícil
incluso distinguir entre un texto original de un escritor y una narración
realizada por un algoritmo, como ha ocurrido con la japonesa Rie Kudan ganadora
de uno de los premios literarios más importantes del Japón este 2024 y quien ha
dicho: "Pienso seguir beneficiándome del uso de la inteligencia artificial
en la escritura de mis novelas, al tiempo que dejo que mi creatividad se
exprese al máximo".
La capacidad de lectura de los algoritmos sobrepasa la capacidad humana en cuanto a que pueden tener acceso a una multiplicidad de fuentes que un ser humano tardía mas de 200 años en poder ubicar, clasificar y leer.
En cuanto a las narraciones ya
no desde el punto de vista de su significado mas socorrido, mas bien desde la
perspectiva del poder que tiene para crear significados y transmitir
sentimientos podemos deducir que esto también lo pueden lograr los algoritmos.
La narrativa no solo transmite
significados, sentimientos y emociones, sino que también los construye. En este
sentido, debemos acordar que, los algoritmos también pueden lograrlo.
Por lo que podemos ver a corto
plazo el narrador de nuestros afectos seguirá narrando porque la narración
ayuda de alguna manera a justificar nuestras existencias, sin embargo, debemos
conocer que la Inteligencia Artificial construirá sus narraciones y estas
definirán nuestro futuro, si somos lo que narramos porque todo está hecho a
partir de un relato, entonces seremos narrados por los relatos que hemos creado
y entregado a la Inteligencia Artificial.
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