La vida se viste con retazos de momentos y termina cuando dejamos de unir esos lienzos.
San Cristóbal. – Francisco Toribio Martínez es un joven artesano de San Cristóbal que guarda una de las historias más conmovedoras jamás contadas, nació en Canastica San Cristóbal y desde muy pequeño se dedicó a ayudar a su madre con su pequeño negocio de venta de frituras, haciendo las labores de pelar los plátanos y salir a acompañarla en las ventas diarias.
En
sus primeros años probo el amargo sabor del maltrato infantil de parte del
esposo de su madre (su padrastro) con quien nunca pudo llevarse bien, esto lo obliga
a salir de San Cristóbal e irse a Santo Domingo donde por siendo aún un niño,
pero visto su empeño por trabajar le consiguen colocar en un colmado de unos
familiares.
Con
mucho empeño y dedicación hace las labores de delivery siendo admirado por
muchos dado que con su físico delgado y poco tamaño lograba hacer las mismas
tareas que el resto de los jóvenes que se dedicaban a las labores similares en
otros establecimientos, pero Francisco quería seguir avanzando en la vida y fue
así cuando después de varios años en distintos colmados obtiene un empleo en una
entidad bancaria.
Francisco ya ha regresado a San Cristóbal ahora labora de ocho a cinco, pero se da cuenta que tiene mucho tiempo libre y decide buscar otro empleo así llega hasta el negocio de entrega de comida rápida, luego de un tiempo deja el trabajo en la entidad bancaria y decide tomar dos turnos como repartidor de comida rápida.
El día más feliz le asecha la
tragedia
Esa
mañana Francisco se levantó feliz, todos lo notaron su madre había comentado “que
te pasa hoy que estas tan alegre”, salió de la casa y al legar al trabajo sus
compañeros notaron que Francisco estaba más contento que en cualquier otra ocasión,
llego queriendo tomar todos los pedidos que estaban disponibles, quería repartirlo
todos, pero al salir del negocio y apenas llegando a la esquina fue chocado por
un vehículo, provocándole golpes que como casi siempre resultan fatales.
Francisco
trato de incorporarse, pero las piernas se les resbalaban y caía, escuchaba
como a distancia los comentarios de las personas que se habían acercado al
lugar luego de escuchar el ruido del golpeo del vehículo sobre su moto,” tiene las
piernas rotas y los brazos, trata de no moverte, ese pobre muchacho no
sobrevive” no entendía que estaba pasando, no sentía dolor, solo un inmenso
frio recorría su cuerpo.
Llevado al hospital y el viacrucis
de las operaciones y los fallos médicos
Francisco
fue llevado al hospital Ney Arias Lora, donde permaneció varios meses y donde
le practicaron varias cirugías a fin de poder sanar su condición, sin embargo,
no pudo ser curado completamente y por problemas de cobertura en su seguro de
salud tuvo que ser llevado por sus familiares al hospital Regional Docente Juan
Pablo Pina de San Cristóbal, desde donde nuevamente tienen que moverlo a otra clínica
privada ya que no había condiciones para poder recuperarle allí.
Dos nuevas clínicas y dos
nuevas operaciones
El
sufrimiento de Francisco no parecía llegar a su fin, entre grandes dolores,
calmantes, operaciones y fallos médicos Francisco seguía sobreviviendo y la desesperación
ya se comenzaba a adueñar de su vida, fallos en las cirugías, un clavo mal colocado
que le impedía tener movilidad en la rodilla, luego otra cirugía para extraer
el clavo y un nuevo fallo médico que dejaba libre los huesos en la rodilla y
provocaba un roce que desgastaba el hueso y seguía provocando dolor.
Depresión post traumática y el
encuentro con el arte
Todo
lo ocurrido llevó a Francisco al oscuro abismo de la depresión, pastillas para
el dolor y ver el tiempo pasar sin recuperación le fueron robando los deseos de
vivir hasta que un día vio llegar a su barrio las brigadas de una compañía que
trabajaba en el servicio eléctrico y noto que al retirarse habían dejado
abandonado unos pedazos de alambre de aluminio los cuales tomó y comenzó a
doblarlos hasta lograr la figura de un perrito, fue tal el asombro de esa
primera obra de arte en alambre que decidió hacer alguna otra cosa.
Llegó el milagro de las
creaciones
A
esta primera obra le siguieron una bicicleta, luego una moto, luego un helicóptero
el cual aún conserva y muestra con orgullo, luego han surgido réplicas de vehículos
de lujo, Motor R1, Lexus 2022, el helicóptero presidencial, el bugatti del
Alfa, la Tahoe 2024, entre otras muchas que realiza sin patrones y cuya inspiración
es Dios, según expresa.
Su inspiración
“A
mí me inspira primero Dios y el dolor que yo viva sintiendo del accidente, la depresión
iba a acabar conmigo y Dios me dio este arte para que yo no fracasara”, para
ver los trabajos de Francisco pueden visitar el parque central de San Cristóbal
donde están en exposición en el stand de los artesanos, también pueden
contactarles al 849-203-7403, su vivienda está en el barrio Los Trinitarios,
calle Juan Bosch en el sector de Canastica San Cristóbal.
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