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FALACIA AD CRUMENAN Y FALACIA AD LAZARUM


El argumentum ad crumenam o falacia del dinero. El Argumentum ad lazarum o falacia de la pobreza. Las dos cometen el mismo error lógico usar como criterio de validez a la cantidad de bienes personales poseídos.

Argumentum ad crumenam

El argumentum ad crumenam (del latín crumena, ae "morral, bolsillo para el dinero, dinero") o apelación a la riqueza es una falacia que consiste en concluir que algo es cierto porque quien lo propone es rico.

Es la falacia cuya base de argumentación se asocia con el bolsillo, la cartera, el dinero. Y se tiene cuando se concluye que una cierta afirmación es correcta porque quien la sostiene es una persona de gran fortuna.

Es la falacia del dinero y que da la razón a quienes poseen fortuna.

Ejemplos más comunes:

"Si eres tan listo, ¿cómo es que no eres rico?"

 "Warren Buffett dará un seminario que sin duda será de lo mejor porque él es un multimillonario."

"Puedes criticar el producto X, pero genera millones, así que algún mérito tendrá".

"Si lo dice Bill Gates, debe ser verdad porque es un hombre muy rico".

Argumentum ad lazarum

Con esta falacia se usa la base de argumentación que es la opuesta a la anterior. Es la asociación de lo correcto con la pobreza. Y se tiene cuando se concluye que una cierta afirmación en correcta porque quien la sostiene es una persona pobre.

El origen de su nombre viene de Lázaro, el personaje del Nuevo Testamento.

Ejemplos:

"Los monjes han hecho votos de pobreza. Seguramente gracias a ello han obtenido una iluminación especial que los hace más sabios."

Este político se ha bajado el sueldo, por tanto seguro que lo que dice es correcto.

La falacia de la pobreza y la falacia de la riqueza cometen un mismo error, el hacer a la fortuna o desfortuna la base que da la razón e indica lo correcto.

Un millonario enorme puede sostener la opinión de que un sistema liberal es lo más conducente al progreso de una nación. Pero su opinión no puede ser dictaminada como correcta tomando a su gran fortuna como razón que lo justifique. Tampoco podría argumentarse en sentido opuesto diciendo que lo que dice es falso ya que es muy rico.

Un pobre puede sostener la opinión de que un impuesto redistributivo de riqueza es lo más justo que puede hacerse. Sin embargo, su opinión no puede considerarse como correcta porque él es pobre. Tampoco podría concluirse lo opuesto, que su opinión es incorrecta porque él está en esa posición.

La falla de ambas falacias,  es la misma. Las dos toman a la abundancia o escasez de propiedades personales como criterio para determinar lo cierto o falso de una opinión o juicio.

Lógicamente no existe relación entre la posición social de la persona y la calidad de sus opiniones. En ambas falacias hay una buena dosis de clasismo. Esto puede percibirse en un ejemplo extremo:

"La tierra es plana" dijo la persona y eso debe ser tomado en cuenta porque quien lo dijo es muy pobre.

"La tierra es plana" dijo la persona y eso debe ser atendido porque quien lo dijo es muy rica.


Tomado del muro de Facebook de Manuel Sosa

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