En el día de hoy del año 1929, la ley reconoció, por primera vez, que las mujeres de Canadá son personas. Hasta entonces, ellas creían que eran, pero la ley no.
La definición legal de persona
no incluye a las mujeres, había sentenciado la Suprema Corte de Justicia.
Emily Murphy, Nellie McClung, Irene Parlby, Hen- rietta Edwards y Louise McKinney conspiraban mientras tomaban el té. Ellas derrotaron a la Suprema Corte. Tomado del libro de Eduardo Galeano, Los hijos de los dias.
Muchos pensaran que es un
delirio de locos enfermos el que alguna sentencia determinara que la definición
de persona no incluía a las mujeres, pero no, no era y por lo visto no es así.
Antes de la revolución, a los
ojos de muchos pensadores de la Ilustración, las diferencias biológicas
marcaban a las mujeres como seres inferiores a los hombres en el orden natural.
Se esperaba que las mujeres se sometieran a sus padres y maridos.
Y aunque algunas mentes de la
época, incluido el filósofo Jean-Jacques Rousseau, pensaban que las mujeres
debían tener derecho a una educación, esta debería centrarse en cuidar y educar
a los niños ya que las mujeres se diferenciaban de los hombres en sus
"derechos naturales".
Sin embargo, a medida que la
revolución se extendió por Francia, trayendo ideales de igualdad y fraternidad,
las mujeres encontraron formas de participar en todos los aspectos.
Hubo quienes vieron la
oportunidad de promover los derechos de las mujeres junto con los de los
hombres franceses, como la activista y escritora Olympe de Gouges.
En 1791, de Gouges declaró que
"la mujer nace libre y vive en igualdad de derechos con el hombre".
Había mujeres, como
Marie-Jeanne Roland y Germaine de Staël, conocidas como sallonières, que
organizaban salones donde se fomentaban las ideas revolucionarias y se
negociaba el poder político y por supuesto, hubo mujeres que tomaron las armas.
En octubre de 1789, cuando la
escasez de harina y el hambre en París generaban un descontento que se
convertiría en ira, las mujeres estaban en el centro de la vorágine.
La ira por la creciente
escasez de alimentos llevó a miles de personas a enfrentarse al rey en persona.
Las mujeres desempeñaron un
papel fundamental en un evento conocido como los Días de Octubre o la Marcha de
Octubre, que impulsó la primera etapa de la revolución hacia un nuevo
equilibrio de poder.
En la mañana del 5 de octubre
de 1789, muchas mujeres parisinas se manifestaban por el precio del pan en
París.
La harina escaseaba y había
una sensación cada vez mayor de que se les negaba la comida a los pobres a
propósito.
También hubo rumores de que la
noche anterior el rey Luis XVI había entretenido a los oficiales con un
espléndido banquete.
Pronto, a las manifestantes se
les unieron otras mujeres de los mercados cercanos o de la creciente turba que
rodeaba al Hôtel de Ville (ayuntamiento) y que había saqueado la armería de la
ciudad.
La Marcha de Octubre demostró
el poder y la capacidad de la gente común, el tercer estado o tercer estamento,
y lo que es más importante, las mujeres de París.
En marzo de 1792, Pauline Léon
se dirigió a la Asamblea Legislativa en nombre de las mujeres parisinas para
sugerir que se formara una milicia femenina para defender sus hogares en medio
de una creciente violencia contrarrevolucionaria.
Aunque fue finalmente
rechazada, su petición fue firmada por más de 300 mujeres.
Léon no era ajena a la lucha
armada. Había marchado a la Bastilla en julio de 1789 llevando su propia pica.
Pero al igual que con otras
mujeres, la participación de Léon no se limitó a disturbios y manifestaciones.
En 1793, junto con la actriz
Claire Lacombe, fundó la Sociedad de Mujeres Republicanas Revolucionarias, una
organización de corta duración que presionó por el derecho de las mujeres a
contribuir a la revolución.
Olympe de Gouges
La escritora y activista nació
como Marie Gouze, hija de un carnicero autodidacta del sur de Francia. Ella fue
en gran parte responsable de la introducción de los derechos de las mujeres a
la causa revolucionaria.
Dirigiendo su folleto
"Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadanía" a la reina
María Antonieta en 1791, Gouze se convirtió en una voz unificadora para las
mujeres.
Sus escritos, junto con su
relación con el grupo político Girondino, fue también su sentencia de muerte.
Fue denunciada como "antinatural" y guillotinada durante El Terror en
1793.
Marie-Jeanne Roland
Fue escritora y anfitriona de
un salón burgués clave de París en el que se gestaron por primera vez los
ideales revolucionarios.
Obtuvo influencia en el
gobierno cuando su esposo, Jean-Marie Roland, se convirtió en Ministro del
Interior bajo Luis XVI en 1792.
Ayudó a redactar muchos
discursos gubernamentales, incluida una carta de su esposo que criticaba al
rey.
Los Roland continuaron
ejerciendo su poder e influencia en el centro de la facción girondina.
Marie-Jeanne fue arrestada en
mayo de 1793 en lugar de su esposo, quien había huido por temor a su propia
detención.
Fue ejecutada por guillotina
en noviembre de ese año. Sus últimas palabras fueron "¡Oh, libertad! ¡Qué
crímenes se cometen en tu nombre!"
Charlotte Corday
Una aristócrata menor, Corday
estuvo involucrada en la revolución desde sus primeros días, asistiendo a
reuniones políticas e inspirándose en las ideas de la facción girondina.
Sintió que la facción
Montagnard era demasiado radical y quería salvar la revolución eliminando a su
líder Jean-Paul Marat.
El asesinato de Marat mientras
se bañaba fue un punto de inflexión infame en cómo se veían a las mujeres en la
revolución.
Fuente: www.bbc.com
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