San Cristóbal, Por Julio César García. - Pasar de acera, voltear la mirada, taparnos los oídos… Como los monos de Gibraltar, que cierran los ojos para no ver, así nos comportamos a menudo. Desde nuestra trinchera, lanzamos críticas a quienes asumen posturas responsables, a quienes se comprometen con firmeza y sin titubeos en la lucha por las causas justas.
Hoy que los 48,440 kilómetros
y pico de este pedazo de isla son devastados por la minería irresponsable,
pensada en los rascacielos del norte, engendrada en los aposentos presidenciales
y nacida en los pasillos congresuales, se hace imprescindible convocar a los mismos
de siempre.
Tenemos que volver a decir
presente ante el llamado de la vida, ante el grito de la tierra, hoy tenemos
que volver a ser patria, esta vez es Azua, Barahona, Bahoruco, Duarte, Elías
Piña, Independencia, Peravia, Puerto Plata, Monseñor Nouel, Monte Plata, San
Cristóbal, Sánchez Ramírez, San José de Ocoa, Las Salinas, Las Salinas II,
Talanquera, Vicente Noble, La Palma, El Puerto, Pueblo
Viejo, Romero/Tireo, Neita, Pueblo Grande, Pontón, Juan de Herrera, Dajabón,
Pedernales, Monte Cristi, Independencia, Samaná, El Seibo y Hato Mayor.
No se trata de demonizar la
minería. Cuando esta actividad se gestiona con responsabilidad y cumple con
garantías ambientales, puede coexistir con el desarrollo sostenible. Sin
embargo, la realidad dominicana ha demostrado que nuestro sistema político es
frágil y carece de la voluntad para hacer cumplir la ley ante los abusos de las
mineras.
Como bien dice la consigna, "solo
el pueblo puede salvar al pueblo". Por eso, hoy debemos ser pueblo,
debemos levantarnos y exigir nuestro derecho a un ambiente limpio y libre de
contaminación.
El momento grita a todo pulmón
que tenemos que abandonar nuestra zona de confort, Vamos a Cotuí, vamos al
Pomier, vamos a cada rincón de estos 48.442 kilómetros y pico a defender
nuestra tierra. ¡La patria nos llama y no podemos fallarle!
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