Najayo, San Cristóbal, Por Ricardo Bobea. - Para principio de los años 80 la playa de Najayo contaba solo con dos negocios operados por dos familias del entorno playero: Maritza y Crucito. Estos comedores rurales expendían mariscos y bebidas.
El deterioro de la carretera
San Cristóbal a Palenque obligaba a dar la vuelta por Nizao. Desde esa época,
un luchador y defensor del desarrollo y protección de nuestro frente costero
marino, así como de nuestras riquezas ecológicas, arroyos, playas, ríos y
montañas viene luchando por nuestra provincia y país.
Ese luchador, orientador, guía
y visionario responde al nombre de: Gustavo Lara Tapia, padre de nuestro hoy
senador Gustavo Lara Salazar. Se hace muy difícil creer que ese arquitecto,
paisajista, pintor y enamorado empedernido de la naturaleza quiera privatizar
la playa de Najayo. Esto así pues su propiedad está ubicada a más de 350 metros
del balneario protegido creado por Trujillo y a más de 500 metros de la playa grande
próxima a los terrenos de la Unphu.
Su propiedad, la cual adquirió hace unos 50 años o más y que representa la primera inversión de importancia en términos de habitaciones y alternativa gastronómica.
Soy un testigo fiel de su
lucha por mantener limpio, organizado, regulado y protegido el frente marino de
su inversión y es lógico ya que como paisajista no puede permitir la destrucción
de su esfuerzo y sueños los cuales deben ser defendidos. Bambú Beach Club debe ser defendido y
protegido, pues representa la ruptura entre el desorden y el arrabal.
No quiero decir que estoy con la privatización del frente costero; pero si queremos desarrollo turístico, tenemos que primero pasar por el orden, la planificación, limpieza y protección ambiental.
Las playas, ríos, arroyos,
canales y cañadas son de uso público; pero también su cuidado, limpieza y protección
es responsabilidad del público. Pongámonos de acuerdo en el cuidado y uso de nuestros recursos.
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