Imagen tomada de internet
San Cristóbal, Por Julio César
García. - Los acuerdos sociales están estrechamente ligados a la
manera en que manejamos el quehacer diario y cómo nos interrelacionamos como
sociedad. Durante algún tiempo, he observado cómo la sociedad ha banalizado
ciertas expresiones y términos, como 'excelente', 'épico' o 'genial', que, en
años anteriores, estaban reservados para grandes momentos y para el uso casi
exclusivo en las ocasiones más apropiadas.
Cada sociedad adapta y utiliza
los términos según su realidad particular. Es importante comprender que el
significado de una palabra puede cambiar de un lugar a otro, ganando o
perdiendo fuerza según el contexto en el que se emplea. Un claro ejemplo en
nuestro idioma es la expresión "coño", cuya definición idiomática ha
variado notablemente entre países y generaciones. Originalmente, en muchos
países de habla hispana, se utilizaba para expresar sorpresa, enojo o
indignación con gran intensidad.
En las décadas de los sesenta
y anteriores, la palabra "coño" estaba limitada a situaciones
especialmente incómodas y/o desgarradoras. Ninguna persona en el ámbito
nacional la utilizaba para enfatizar una expresión o demostrar felicidad; era
un término reservado para grandes eventos. Nadie se atrevía a decir (o soltar)
un "coño" delante de un adulto, un compadre o cualquiera de sus
progenitores. No era propio de una dama utilizar esta palabra, y ningún joven,
por más arrojado que fuera, la empleaba en público.
En los años setenta, la
expresión comenzó a perder su peso, y en los barrios de las grandes urbes ya
era posible encontrar a algún borracho que la utilizara para mostrar su
desenfreno; sin embargo, su valor aún se mantenía en otros entornos. Con la
llegada de los años ochenta, el desenfreno se hizo sentir a lo largo y ancho de
la nación, y entonces comenzamos a escuchar la expresión en boca de cada vez
más jóvenes. Hasta entonces casi prohibida, la palabra "coño" daba
muestras de debilitamiento existencial, perdiendo peso y rigor.
Los años noventa y la llegada del
nuevo milenio marcaron un cambio drástico en el uso de la palabra, eliminando
casi por completo cualquier vestigio de pudor. Es en esta época cuando el
"coño" inicia su trágica carrera hacia la vulgarización: la palabra
se hizo presente en todos los escenarios, desde las casas más humildes hasta
las residencias más exclusivas; desde los bares de baja reputación hasta los
hoteles de las élites; desde los antros de prostitución hasta las catedrales.
Hoy, en este día de enero de
2025, encontramos que la palabra "coño" ha pasado a ser cualquier
cosa, menos la expresión casi sagrada de enojo mayúsculo o la respuesta fiera
ante una ofensa recibida. Este fenómeno se ha observado también en términos
como "genial" y "increíble", que han perdido su impacto
original. La degradación social ha logrado arrastrar consigo incluso
expresiones que, hasta hace unos años, inspiraban temor y respeto.
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