San Cristóbal, Por Julio César García. – El "yo" es parte inherente del ser humano, una expresión inevitable del existir individual. Como primera persona del singular, tiene la capacidad de colarse fácilmente en cualquier conversación, y una vez que se instala, puede volverse dominante, insistente y hasta incómodo.
Cuando
el "yo" toma protagonismo en exceso, suele tornarse prepotente,
arrogante y, en ocasiones, desconsiderado, características que lo hacen
impropio de un buen conversador.
Por
convención social, el "yo" ocupa un lugar central en la expresión
personal. Sin embargo, esta centralidad lo convierte muchas veces en el peor
enemigo del "tú", la segunda persona del singular, quien espera ser
respetada, escuchada y comprendida.
En
el flujo de una conversación, es común que alternamos entre el "yo" y
el "tú", pero no siempre se logra un equilibrio justo. A menudo, el
"yo" puede herir o agobiar al "tú" cuando se usa de manera
repetitiva o egocéntrica, lo que puede deteriorar la calidad del diálogo.
Por
otro lado, el "tú" también tiene su peso. Puede volverse una carga
cuando se utiliza para señalar fallos o errores, generando un sentido de
acusación o juicio. Sin embargo, quienes desarrollan una mayor conciencia
comunicativa entienden que el "yo" también tiene un papel fundamental
en reconocer las propias faltas.
El
uso consciente y moderado del "yo" permite que la conversación sea
más honesta y reflexiva, pero sin eclipsar la participación del "tú".
En este delicado equilibrio entra en juego el "nosotros". Esta forma plural ofrece una perspectiva más inclusiva y armoniosa. El "nosotros" tiene el poder de unir al "yo" y al "tú", integrándolos en una visión colectiva. Al utilizar el "nosotros", se distribuye la responsabilidad de manera equitativa, sin cargar toda la culpa o el mérito en uno u otro.
Es
un espacio de consenso donde las experiencias, acciones y consecuencias se
comprenden como compartidas, lo que facilita una comunicación más empática y
colaborativa.
El
"nosotros" se convierte en imprescindible cuando se busca mantener
una conversación equilibrada. Al unir al "yo", al "tú" y al
"él" en una misma construcción, el "nosotros" actúa como un
puente que favorece la inclusión de perspectivas diversas y promueve el
entendimiento mutuo.
En
definitiva, es el "nosotros" el que nos permite dejar de lado las
divisiones y alcanzar un terreno común donde todos somos escuchados y
valorados.
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