San Cristóbal, Por Julio César García. – Una provincia con una rica historia y una vibrante comunidad, merece un sistema de salud que esté a la altura de las necesidades de su gente. Sin embargo, la realidad que enfrentamos actualmente en el Hospital Regional Juan Pablo Pina es una que nos llena de preocupación y tristeza. La esperanza de contar con un centro de salud que ofrezca servicios de calidad, calidez y dignidad se ha vuelto un ideal cada vez más lejano.
El 20 de marzo de 2024, la
comunidad sancristobalense recibió con asombro y desconsuelo la noticia de la
renuncia de la doctora Monserrat Santana como directora del hospital. En su despedida, Santana expresó: “Hoy concluye mi gestión como directora
del Hospital Regional Juan Pablo Pina. Durante este tiempo, nos esforzamos por
mejorar la calidad en el centro de salud. Con gratitud, San Cristóbal contará
con una diputada que trabajará incansablemente desde el Congreso Nacional”.
Este mensaje, que parecía una simple transición hacia un nuevo rol político,
fue para muchos un augurio de tiempos difíciles para el hospital.
La doctora Santana fue una
líder que supo entender las complejidades de gestionar un hospital en una
comunidad con tantas demandas. Su renuncia, que en un principio parecía ser una
decisión personal y definitiva, dejó un vacío que la actual administración no
ha sabido llenar. Su salida, aceptada sin mayor resistencia por la dirección
administrativa regional y la dirigencia política local, ha dejado a San
Cristóbal sin una gerente hospitalaria que comprendía la importancia de un
servicio de salud humano y eficiente.
Hoy, a pocos meses de su partida,
el Hospital Juan Pablo Pina ha caído en un estado de desorden y desatención que
afecta profundamente a todos los que dependen de él. Los relatos de pacientes y
personal de salud coinciden en describir una situación alarmante: asistir al
hospital se ha convertido en una experiencia traumática. Desde la entrada de
emergencia, donde el caos reina, hasta los diferentes servicios del centro, el
ambiente es de tensión y desesperanza.
El compañerismo y la armonía,
pilares fundamentales en cualquier equipo de salud, han sido gravemente
heridos. Las enfermeras, que son el corazón de la atención diaria, han visto
cómo las facilidades que antes disfrutaban han sido eliminadas. La nueva
administración considera un "gasto excesivo" suministrarles materiales
básicos como desechables para sus comidas, papel sanitario o servilletas. Esta
medida no solo afecta la moral del personal, sino que también tiene un impacto
directo en la calidad del servicio que se ofrece a los pacientes.
El deterioro no se limita a lo material. El hospital, que lleva con orgullo el nombre del general Juan Pablo Pina, un héroe restaurador, maestro y benefactor de San Cristóbal, ha perdido su esencia. Pina no solo fue un hombre de armas, sino también un promotor de la educación y la cultura. Su legado, que debería inspirar a quienes gestionan y trabajan en el hospital, parece hoy olvidado. La situación es tan crítica que muchos se preguntan si el nombre del hospital debería ser cambiado, en un acto de respeto a la memoria histórica de un hombre que tanto hizo por nuestra comunidad.
Es en este contexto que
hacemos un llamado de emergencia. Es imperativo que salvemos el Hospital
Regional y Docente Juan Pablo Pina. La provincia de San Cristóbal no puede
permitirse perder un centro de atención de salud de esta magnitud. Necesitamos
una gerencia que comprenda la importancia de un servicio de salud con rostro
humano, que ofrezca atención con calidez, dignidad y, sobre todo, con ese amor
y dedicación que merecen los más necesitados.
La comunidad sancristobalense
merece un hospital que esté a la altura de sus expectativas y necesidades. Es
hora de que las autoridades competentes tomen cartas en el asunto y
restablezcan el funcionamiento adecuado del hospital. La salud es un derecho
fundamental, y no podemos permitir que nuestras familias, amigos y vecinos
sigan sufriendo las consecuencias de una gestión ineficaz.
Hoy más que nunca, es urgente
que todos nos unamos en la lucha por recuperar nuestro Hospital Regional Juan
Pablo Pina. Este es un llamado a la acción, un clamor por justicia para nuestra
gente y una demanda de respeto a la memoria de aquellos que han contribuido
tanto a nuestra comunidad. Salvemos nuestro hospital, antes de que sea
demasiado tarde.
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