Por Leonardo Cabrera Diaz. - Era un gran auditorio, un escenario propicio para aquel calculador y excelente orador, y él lo sabía…
…Contaba para sí con grandes
recursos y facilidades propias del momento, y sabía cómo utilizarlas…
… Era un público diverso, y
anverso, cosmopolita, erudito y pensante, algunos ortodoxos, doctrinarios…
… Otros, con ideas y creencias
entre comillas y asteriscos, expuestas y exhibidas en vitrinas y escaparates…
… Era también, gente fanática
y apática, conversa e inconversa, ávida y prestativa…
Aunque con cierto temor del
pasado, con dudas, y escepticismo del futuro, por la incertidumbre que circunda y envuelve su
presente…su vida…
… Era el tiempo preciso, la
ocasión adecuada, la nueva oportunidad, para echar panes y golosinas a las
esperanzas y a las ansias del porvenir…
… Era una cita a la vista, una
fecha avisada… y desde ya avezados pitonisos advierten y adelantan su
desenlace, su conclusión…
… y el paredón ya listo está, solo aguarda el día marcado…
… Empero, muchas oraciones y plegarias se rezan, esperando
suceda algún milagro, confiados en que la fe, mueve montañas…
..Muy cierto sí… pero, hay que
doblar las rodillas, para provocarlo y derribar los augurios adversos…
…Porque la fe, sin obras, es
muerta
Santiago 2:14-26
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