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La importancia de la vigilancia ciudadana ante el saqueo de nuestros parques nacionales


San Cristóbal. -
En la historia reciente de la República Dominicana, se ha registrado un preocupante intento de robo de un tesoro natural invaluable: los parques nacionales. Bahía de las Águilas, una joya ecológica y económica, ha sido el epicentro de un escandaloso caso que pone de manifiesto la necesidad imperante de que la ciudadanía esté alerta y activa en la preservación de nuestros patrimonios naturales.

No es la primera vez que se intenta arrebatar un parque nacional a la población dominicana. Hace apenas unos años, se emitió una sentencia definitiva sobre más de 1200 títulos irregulares en el área cercana a Bahía de las Águilas. Este caso, que se destapó durante la primera administración del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), evidenció que el robo de tierras no era simplemente un asentamiento agrario en un lugar inhóspito, sino un atentado contra la riqueza natural y económica del país.

El escándalo tomó dimensiones alarmantes cuando se reveló la asociación del gobierno de entonces con los presuntos ladrones. Un anuncio público de asociación fue seguido por un recule repentino debido a la indignación pública. Este episodio subrayó la importancia de la participación ciudadana y la presión social para frenar actos de corrupción que comprometen el patrimonio de todos.

Dos semanas después de que el primer crucero llegara a las costas de Bahía de las Águilas, la Coalición para la Defensa de las Áreas Protegidas denunció que la ofensiva contra el patrimonio ambiental y económico del Estado dominicano continuaba. La firma DC Internacional, en medio de las sombras, obtuvo dos sentencias a su favor por parte del Tribunal Superior Administrativo (TSA), poniendo en peligro la integridad de esta área protegida.

Los ladrones actúan en silencio y con el respaldo de decisiones judiciales cuestionables, pero la ciudadanía no puede permanecer en la penumbra. Uno de los aspectos más llamativos del caso Bahía de las Águilas fue la vinculación directa de políticos en el proceso. En una asamblea hace una década, se confirmó cómo las tierras eran distribuidas como pago por favores políticos, convirtiendo el robo de tierras en un acto folclórico y vergonzoso.

Es imperativo que la población se involucre activamente en la identificación de los responsables detrás de empresas como DC Internacional. No basta con reconocer la existencia de la amenaza; es fundamental buscar nombres y apellidos, desentrañar las conexiones políticas y asegurar que los perpetradores rindan cuentas.

A pesar de los reveses sufridos en el pasado, los ladrones persisten en su afán de saqueo. La ciudadanía debe reconocer el mérito de esta persistencia y responder con una determinación aún mayor. Solo con una participación activa y vigilante se podrá garantizar la preservación de nuestros parques nacionales, asegurando que las futuras generaciones disfruten de la riqueza natural que nos pertenece a todos. La lección de Bahía de las Águilas es clara: la defensa de nuestros patrimonios no es solo responsabilidad del gobierno, sino un deber ineludible de cada ciudadano comprometido con el bienestar de su país.


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