San Cristóbal, 11/01/2024. -El mundo religioso enfrenta turbulencias, destacando la Iglesia Católica bajo un estricto escrutinio debido a las recientes declaraciones del Papa en apoyo a la comunidad LGBT. Por otro lado, las iglesias protestantes lidian con denuncias de manejos irregulares de fondos y predicas distantes de la doctrina bíblica.
En medio de este panorama,
proliferan "cultos de la abundancia", promoviendo una teología de la
prosperidad alejada de las escrituras. Sin embargo, el verdadero peligro parece
residir en nuevos profetas, como el controvertido T.B. Joshua.
Este líder religioso, aclamado
en República Dominicana, fue recibido como "ungido de Dios". Sin
embargo, una investigación de dos años de la BBC reveló horrores dentro de su
iglesia en Nigeria: violencia física, abuso infantil, agresiones sexuales y
falsas curaciones milagrosas.
El caso de Joshua ejemplifica
los riesgos de depositar la fe en líderes carismáticos. La realidad es
desgarradora, como evidencian testimonios de víctimas que experimentaron abusos
y atrocidades dentro de su congregación.
En la República Dominicana, la falta de discernimiento frente a figuras con cierta notoriedad se hace evidente. En 2017, Joshua fue recibido con honores estatales, incluso con resoluciones del Congreso Nacional. Este episodio deja en entredicho la responsabilidad de las instituciones al rendir pleitesía a un personaje que posteriormente fue expuesto como un depredador.
La lección es clara: la
sociedad debe ser cautelosa al idolatrar líderes religiosos, considerando las
graves consecuencias que pueden surgir cuando la fe se coloca en manos
equivocadas. La verdad detrás de las fachadas carismáticas debe prevalecer
sobre la ceguera colectiva que a veces prevalece en nuestro afán de
reconocimiento y fervor religioso.
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