San Cristóbal. - El mundo y su cruce
Tan raro y extraño
Que ni mundo parece
Pero, al fin y al cabo
Mundo es
Vivo tranquilo o por lo menos
trato de estarlo, y de sobrellevar y compartir espacio con las cosas que me
agradan y las que no.
Con gente que sé que sin querer queriendo o simplemente queriendo me hace o me intenta dañarme y otros, que ya me afectaron mucho. Dios, sea con ellos.
A veces trato de doblegar mis
imperfecciones para no herir, ni agredir a quienes me rodean y me profesan
amor, cariño, o amistad.
Y pido a Dios, que multiplique
mis virtudes, porque pienso que tal vez pocas, pero, caramba, algunas debo de
tener, aunque, en ocasiones me asaltan las dudas, porque oigo y escucho más
quejas y disgustos que vítores y aplausos de como soy, de lo que hago y de cómo
pienso.
Y sobreviviendo, además, en
medio de esa lucha feroz, de mis demonios y los ángeles que como todo ser
humano llevo en mis adentros.
Otras veces, entregándome
diariamente y encerrándome tercamente en mis ideas y creencias, otras,
confiando ciegamente en las de los demás, error, por el que he pagado varias
veces.
Porque siempre los demás me
han dado lo que piensan que yo merezco.
Y yo lo tomo de buen gusto,
porque no puedo ni quiero hacer pensar a los demás, a pensar como yo pienso.
De así pasar, sería tropezar
descalzo con la felicidad.
El universo, es tan grande y
tan inmenso, que a todos nos permite llevar un mundo en nuestras cabezas, y, aun
así, les quedan mundos, para los que ni siquiera se atreven hacerlo, y
prefieren inmiscuirse en los mundos de los demás.
Además, sólo el dinero, se da
de más o de menos, si es de menos duele, si se es honesto, si es demás se sufre
por perverso.
El amor, si es amor, como amor
se da, así como tal, sin muchas complicaciones, ni diatribas, al extremo, que
no exige perfección a lo amado, sólo ama y ya, si algo siente que faltare lo
dona, lo entrega, lo pone para complementar el todo, sin reparos.
Cuando se ama se abraza,
porque el abrazo, es tan sublime como el beso, y a veces, algo más.
¡Oh de unos ojos hermosos que,
con una tierna mirada, se convierten en la luz que permite ver un corazón
enamorado!
Me confieso un hombre
enamorado, me gusta querer y sentirme querido, con un corazón a veces puto y
cumbanchero, pero bohemio, medio loco y soñador.
Amante de las cervezas, de
emborracharme, de disfrutar de una romántica y hermosa balada de un buen bolero,
de todo cuanto huela amor.
Me confieso cascarrabias, algo
celoso y dicen que soy controlador, ¡anja y como le hago!, esas son fallas de fábrica,
inherentes a mí, a ese yo, tierno y amoroso que a veces soy. Que sólo ama mucho
cuando quiere, y quiere mucho cuando ama.
Es más, con mis virtudes y
defectos, hoy confieso que soy, un ser humano.
Feliz año nuevo a todos los
lectores. gracias por leerme.
Con Dios, siempre
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