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San Cristóbal, un amor sin esperanzas

San Cristóbal, 16/09/2023, Por Leonardo Cabrera Diaz. -  Por pura casualidad, me encontré con uno de esos amigos de infancia, al cual tenía un buen tiempo sin verlo, imagínense, todo de cuanto se habla y se pregunta en estas reuniones imprevistas.

Requería saber de la suerte de amigos mutuos, a los que al igual como sucedía conmigo, por él estar ausente del país, hace muchos años que no los ve, y así por ese estilo, hablamos un largo rato. Mucho diría yo.

Y entre un tema y el otro, de repente, en él, surgió una pregunta, la cual     ignoré, porque se me anudó la garganta, y continué conversando animadamente, recordando algunas de las travesuras, y esas parrandas, de esas en las que yo me creía que en el mundo solo era para mí, pero luego descubrí, que eso no era así, que había más gente.

Pero qué cosa, en medio de todas las emociones, risas  y hasta algunas lagrimitas, resurge nuevamente misma pregunta, quise hacerme el loco, e intenté  distraerlo, hablando de las novias de nuestros años mozos, aquellos amores escondidos, y los aprietos y sustos que sufrimos cuando los papás se enteraban, y que con caras de pocos amigos, mirándonos fijos, nos decían, "Lo único que te digo, que el que empareja su burro, sabe pa donde lo lleva, que esta casa no  e relajo de nadie," y  punto seguido, nos soltaban un "Carajo", muy estruendoso, de ñapa.

Pero no me valieron mis intentos por obviar la pregunta, puesto que me increpó de mala manera, diciéndome "óyeme, te estoy preguntando ¿que cómo está San Cristóbal? Y siempre te haces el chivo loco, y no me respondes, imagínense ustedes, ya no tuve de otra.

Le respondí que San Cristóbal, está ahí, vuelta un tollo, con un eterno y fastidioso caos en el tránsito que del pique que ocasiona y la cuerda que se coge, a cualquiera les dan deseos de embrujarse con el pájaro malo y morderles las orejas.

Ni hablar de delincuencia, mi viejo amigo, porque sigue su agitado curso, a diestra y siniestra, sin que nada ni nadie le detenga, en pocas palabras, nos está comiendo vivo. "Esto es para coger el monte."

Para resumir mi respuesta, le dije que San Cristóbal, "es un amor sin esperanzas," como dicen las letras de una de las canciones del gran compositor dominicano Luis Kalaff,(E.P.D.).

Tanto así, mi estimado, que algunos de los que están, quieren seguir, pero no ofrecen nada nuevo, porque "entienden que se las están comiendo con su dama, y que todo marcha bien."  Y sueñan que están en un gran auditorio, entre, bullas, ovaciones, vítores, y aplausos, convencidos y seguros, que no hay nadie más para sustituirlos.

En cambio, los que aspiran llegar en su gran mayoría,  nadie sabe lo que tienen o traen  en sus  carpetas, o debajo de sus mangas, porque tampoco dicen nada, no hablan de propuestas, tal parece, que son unos predestinados que nos vienen a salvar y por tanto, San Cristóbal, los necesita y con los brazos abiertos añora y espera su llegada.

Ok déjalo ahí, exclamó, hubo una pausa de varios segundos, él, suspiró, encogió sus hombros y me preguntó, ¿qué irán a construir en el lugar en donde ocurrió la tragedia, un parqueo?

"Ahí deberían levantar un monumento, a la decidía, a la irresponsabilidad, a la doble cara, al empañamiento, al histrionismo, al descaro, a la ineficiencia, a la indiferencia, al San Cristóbal olvidado y falto de autoridades, que clama y reclama justicia y respeto" Respondí.

Tienes razón, pero la pregunta es ¿quién o quiénes van a construir ese monumento?

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