San Cristóbal, 17/08/2023, Por Leonardo Cabrera Diaz. - ¡Oh mi San Cristóbal querido! con cuales palabras se expresa el dolor y la consternación que ha provocado esa fatídica hora, tres y diez minutos de la tarde de este lunes 14 de agosto del año 2023. Una tragedia que nunca debió pasar, pero desgraciadamente, así fue, para estigmatizar nuestras vidas.
Un gran estruendo se oyó, de
una explosión infernal, que con garras de fuego y con rostro siniestro irrumpió
de repente, nos agarró desprevenidos y sembrando nuestro suelo de horror y de
miedo, de angustias, de llantos y quejidos de muertes.
Murieron sueños, metas, y
objetivos. Quedando en el camino ilusiones y esperanzas, truncadas ¡Qué
desgracia! Tal vez, faltaron, los Si Dios quiere, los Dios mediante. Si Dios lo
permite. Quizás no, quizás sí, solo tú, ¡oh Dios, lo sabes.!
Pero, se nos fueron, sin
decirnos adiós, "ni siquiera un hasta luego," o "espérame ahí,
que vengo ahora." Tal vez, lo último, fue un enojo, un abrazo, un beso, un
apretón de manos, quizás una tierna sonrisa, un te quiero, así se fueron,
amigos y amigas, hermanos y hermanas, padres e hijos e hijas y madres, esposos
o esposas, parientes cercanos o lejanos, vecinos o conocidos.
Pero se fueron, así de forma
inesperada, en un santiamén, y en un abrir y cerrar de ojos, nos ha cambiado la
vida. ¡Cuán pequeños y qué frágiles somos!, y qué grandes nos pretendemos a
veces, obviando por completo, que es un simple soplo la vida.
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