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Inicio de año escolar , el verdadero dolor de cabeza de los pobres

Fuente externa

San Cristóbal.-
 Cada año en república dominicana se vive el episodio repetido del inicio del año escolar, cada año acudimos al mismo discurso rancio de que faltan aulas, el grito de los padres sobre el costo de los libros y útiles escolares, el tema de niños dejados fuera del sistema por sobre población en algunos centros, la falta de planificación.

Este año trae como suspiro de bizcocho el hecho de que muchos colegios se vieron obligados a cerrar por el tema de la pandemia del COVID-19 y estos niños buscan hoy sus lugares en las escuelas públicas.

Hoy se hacen las denuncias de que muchas escuelas que figuran en el sistema como centros docentes (1376) no existen en realidad y que fueron edificaciones fantasmas que se aprobaron y pagaron sin que existieran, en una mafia de robo al estado que aún no ha sido dejada claro por los organismos de investigación del estado.

Llama poderosamente la atención que en los últimos dos años el anterior ministro de educación no solicitó ninguna auditoria a la gestión que le antecedió convirtiendo en altamente sospechosa esta actitud una vez ese ministerio administra en 4% de nuestro producto bruto interno, se sabe que el anterior ministro (Roberto Fulcar) entregó un adelanto de un 20% para la adquisición de 157 mil butacas de las que no se ha recibido ni siquiera una.

La esperanza de una educación que responda a las expectativas de nuestra sociedad postmoderna cada vez son más escazas, es difícil pensar que con este sistema podamos aspirar a un país colocado en el trayecto de la superación educativa, por lo que se ha puesto en la mesa sabemos que en nuestra próxima evaluación PISA estaremos en el mismo lugar en el que nos encontramos hoy.

Solo nos resta como pueblo cristiano seguir esperando un milagrito que lleve a nuestros actores del sistema educativo a repensar nuestra educación y aplicar los correctivos necesarios para que:

Primero: se consigan acuerdos con los editores a fin de que los libros lleguen al mercado a precios asequibles, con los importadores para que los demás útiles puedan estar a precios razonables, lograr que el ministerio de educación ponga a disposición de los padres más pobres esos libros y útiles escolares sin costo.

Segundo: implementar un sistema de monitoreo para detectar oportunidades de ingreso a nuevos estudiantes en los centros donde existan espacios disponibles.

Tercero: asegurar que sean acogido en las escuelas en primer lugar los niños dominicanos y luego los nacidos o traídos al país por padres que residen en condiciones de indocumentados.

Cuarto: Realizar los estudios necesarios para que se implementen metodologías educativas que puedan ayudar al avance de nuestra educación.

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