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La libertad, ese placebo que tanto nos gusta

Uno de los deseos inherentes al ser humano es el llamado deseo de libertad, en nombre de esta libertad se han librado guerras, se han realizado acuerdos, se ha derramado sangre y se han sepultado sueños, la honradez no me permite en este caso coincidir con quienes dicen sentirse libres.

Siempre que pienso en la libertad me llega la figura de Diógenes con su lampara en plena luz buscando un hombre honesto, ¿acaso será que esa figura se podría aplicar en el caso de un hombre libre?, para avanzar en mi propuesta comunicativa de hoy veamos el origen de la palabra Libertad para los hispanos parlantes, la palabra libertatis/Liberta es el termino latín que define la condición de quien es libre política y jurídicamente, también refiere a la disponibilidad y falta de inhibición de obra y de palabra.

Sin embargo, en otras lenguas como la Germánica (frei o Freiheit), como en el inglés (Free o Freedom) la palabra libertad se encuentra asociada a lo que es agradable, querido, que genera afecto o inclinación.

La palabra latina liber no tiene que ver con la palabra Romana Liber que se refiere a la deidad de la germinación, pero eso es otro cuento, volvamos a la libertad como aquello que le es propio a quien es libre y veamos a partir de los postulados filosóficos quien es libre.

“Y por las avenidas de la libertad nadie se atreve a conducir sin cadenas”. Joaquín Sabina, ¿puede acaso el hombre que para su sustento depende otros considerarse libre?, ¿puede un hombre ser libre cuando depende de un Dios para poder realizarse?, ¿Es libre quien ha sido entrenado para obedecer unas normas dictadas por otros?, si tu pensar lo controla la sociedad a la que perteneces, si como vistes, calzas y hasta como te peinas depende de lo que te impone una sociedad ¿eres libre?, si tienes que escuchar la música que otros deciden y hasta para mear tienes que aceptar nomas sociales ¿Eres realmente libre?.

La libertad como realización humana sigue siendo una quimera y alcanzarla al morir no vale la pena, si tenemos que aceptar que para ser libres tenemos que aceptar normas impuestas por otros entonces estamos haciendo un negocio muy malo, ya que estamos supeditando nuestra libertad a decisiones externas a nosotros.

Los derechos fundamentales de los seres humanos o de los hombres como suele llamarse habla sobre la libertad, sin embargo, no explica a que se considera realmente libertad, de hecho, se considera un derecho la libertad de tránsito, sin embargo, quienes aprobaron esa ley tenían muy claros sus limites fronterizos, y cuando dice esto de “todos los seres humanos nacen libres” en ningún momento explica hasta cuando le dura esa libertad.

Es saludable sentirse libre pues esto te evita ciertos cuestionamientos que de otra forma no te permitirían conciliar el sueño, que tan libre eres no lo vas a determinar tú por mas terapias de autosuperación que tomes, esas explicaciones pendejas de yo soy libre porque nadie me puede prohibir pensar ni expresarme es un placebo que te lo han impuesto quienes te moldearon a través del tiempo y la socialización de las ideas que han configurado tu entorno, no eres libre, pero no porque yo lo diga o tu lo afirmes o niegues, como yo, no eres libre porque hasta para el mas sencillo de los ejercicios (respirar) dependemos de fuerzas externas que configuran el existir. 

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