Es raro imaginar la ansiedad como algo positivo. ¿Qué tiene de bueno sentirse nervioso y preocupado?
Según Wendy Suzuki,
neurocientífica y profesora del Centro de Ciencias Neuronales de la Universidad
de Nueva York, la ansiedad puede ser una buena emoción.
En lugar de luchar contra ella, Suzuki cuenta que durante su vida ha utilizado esa emoción para ser más productiva, más optimista, y, en última instancia, más resistente.
La investigadora —autora del
libro Good Anxiety: Harnessing the Power of the Most Misunderstood Emotion
("Ansiedad buena: aprovechando el poder de la emoción más
incomprendida" en español, que se publica este mes)— se ha especializado
en el estudio de la plasticidad del cerebro y los efectos transformadores del
ejercicio físico en la salud mental y el desarrollo cognitivo.
"Lo que he descubierto a
lo largo de los años es que la forma más poderosa de combatir la ansiedad es
trabajar constantemente para desarrollar tu resiliencia y fortaleza
mental", dice Suzuki.
1. Visualiza resultados
positivos
Al principio o al final de
cada día, piensa en todas esas situaciones inciertas que hay actualmente en tu
vida, incluyendo tanto las grandes como las pequeñas.
¿Recibiré una buena evaluación
de desempeño?, ¿mi hijo se asentará bien en su nueva escuela?, ¿recibiré una
respuesta después de mi entrevista de trabajo?
Ahora toma cada uno de esas
situaciones y visualiza el resultado más optimista que puede tener la
situación.
No solo el resultado bueno,
sino "el mejor" resultado posible que puedas imaginar. Esta práctica
permite entrenarse en el desarrollo de esperar resultados positivos.
2. Convierte la ansiedad en
progreso
La plasticidad de nuestro
cerebro es lo que nos permite ser resilientes durante tiempos difíciles:
aprender a calmarnos, reevaluar situaciones, replantear nuestros pensamientos y
tomar decisiones más inteligentes.
Es más fácil aprovechar esto
cuando nos recordamos que la ansiedad no siempre tiene por qué ser mala.
Considera estas proposiciones: La ira podría bloquear tu atención y capacidad
de desempeño, o podría impulsarla y motivarla. La ira agudiza tu atención y
sirve como recordatorio de lo que es importante.
El miedo podría desencadenar
recuerdos de fracasos pasados. Cuando eso ocurre, te quita la atención y
disminuye tu desempeño. Pero también podría hacerte más cuidadoso con tus
decisiones, ayudarte a profundizar tus reflexiones y crear oportunidades para
cambiar de dirección.
La tristeza podría aplanar su
estado de ánimo y desmotivarte, o podría ayudarte a cambiar tus prioridades y
motivarte a transformar tu entorno, circunstancias y comportamiento.
La preocupación podría hacer
que pospongas las cosas y evitar que logres tus metas, o podría ayudarte a
afinar tus planes, ajustar tus expectativas y volverte más realista para que
puedas orientarte a conseguir objetivos.
3. Prueba algo nuevo
En estos días, es más fácil
que nunca tomar una nueva clase en línea, hacer un deporte o participar en un
evento virtual.
No hace mucho, participé en un
entrenamiento en vivo de Instagram con la campeona de Wimbledon, Venus
Williams, donde usaba botellas como pesas.
Nunca había hecho algo así
antes. Resultó ser una experiencia fantástica y memorable.
Mi punto es que de forma
gratuita (o solo por una pequeña tarifa) puedes empujar tu cerebro y tu cuerpo
a probar algo que nunca antes habías considerado.
No tiene por qué ser un
entrenamiento y no tiene por qué ser difícil; puede ser algo justo por encima
de tu nivel o simplemente fuera de tu zona de confort.
4. Comunícate con otras
personas
Ser capaz de pedir ayuda,
mantenerse conectado con amigos y familiares y fomentar activamente las
relaciones alentadoras y de apoyo no solo te permite mantener la ansiedad a
raya, sino que también refuerza la sensación de que no estás solo.
No es fácil de cultivar, pero
la creencia y el sentimiento de que estás rodeado de personas que se preocupan
por ti es crucial en momentos de enorme estrés, cuando necesitas recurrir a tu
propia capacidad de recuperación para perseverar y mantener tu bienestar.
Cuando sufrimos una pérdida u
otras formas de angustia, es natural retirarse. Incluso vemos este tipo de
comportamiento en animales que están de luto.
Sin embargo, también tienes el
poder de empujarte hacia la compañía de aquellos que pueden ayudarte a
cuidarte.
5. Practica el auto-tuit
positivo
El artista Lin-Manuel Miranda
publicó un libro en el que habla de los tuits que envía al principio y al final
de cada día.
En él, comparte lo que son
esencialmente pequeños mensajes optimistas que son divertidos, singulares y en
general encantadores.
Si lo observas en sus
entrevistas, verás a una persona intrínsecamente fuerte y optimista. ¿Cómo
puedes llegar a ser tan resistente, productivo y creativo?
Claramente, parte de la
respuesta son recordatorios positivos. No es necesario que los compartas con el
público. La idea es animarse a hacerlo al principio y al final del día.
Si te resulta difícil, intenta
pensar en qué te diría una persona que ha sido importante en tu vida (hermano,
amigo, mentor, padre) y luego escribe el tuit o simplemente dítelo a ti mismo.
6. Sumérgete en la naturaleza
La ciencia ha demostrado una y
otra vez que pasar tiempo en la naturaleza tiene efectos positivos en nuestra
salud mental.
Algunos estudios han
encontrado que puede aumentar significativamente tu bienestar emocional y
resiliencia.
No necesitas vivir junto a un
bosque para sumergirte en la naturaleza. Un parque cercano o cualquier entorno
tranquilo con vegetación donde no haya mucha gente funcionará bien.
Respira, relájate y toma
conciencia de los sonidos, olores y visiones. Utiliza todos tus sentidos para
crear una mayor conciencia del mundo natural.
Este ejercicio aumenta tu
capacidad de recuperación general, ya que actúa como una especie de
restauración de energía y restablece tu equilibrio.
Tomado de : https://www.bbc.com/mundo/noticias-58442859
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