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Jefe es Jefe, pero ya no es el siglo XX



El abuso diario, las humillaciones, vejaciones, discriminación y falsa disciplina a que son sometidos miles y miles de seres humanos alrededor del mundo en nombre de una falsa verdad que ha sido montada desde los tiempos de la Roma imperial parece haber rebosado la copa en este siglo XXI.

Mientras acuden a nuestros pensamientos noticias sacadas de los diarios de Chile, Argentina, Estados Unidos, España, Londres o Nepal, transitamos por un momento histórico en el que los dueños de las verdades absoluta no tienen espacio, hoy cada uno “a su modo y manera” como decía Galeano busca su propia verdad.


En nuestro pedazo de isla, un grupo de hombres han decidido que ya es hora de hacer notar a la población global, los estados de miseria a los que una sociedad que premia a los grandes corruptos con senadurías, diputaciones, alcaldías y títulos honorables condena a una parte de la población a sobrevivir con un salario de miseria “un sueldo cebolla”, mientras está obligado a cuidar a estos corruptos.

En este tiempo de tecnologías y comunicación, donde el mundo sigue buscando maneras de que los globoides estemos más cerca de lograr un espacio menos distante entre las concepciones de libertad autonomía, respeto y equidad ya se agota el tiempo para las esclavitudes en cualquiera de sus manifestaciones.

Hoy los medios han despertado y están despertando a quienes están dormidos, pero más aún están tocando a las puertas de la justicia y le están exigiendo que asuma su papel ante la humanidad y ciertamente le está obligando a que de una buena vez se quite el velo y que pueda ver lo que condena y lo que deja libre. 

El orden criminal del mundo, que hoy condena a un raso policial a pedir y premia a un general con una mansión en Guanuma está cambiando, pues hoy el policía está diciendo “yo tengo honor y tengo principios” y merezco respeto y un marco social que me permita disfrutar con dignidad el fruto de mi trabajo honrado, reconocer que hay muchos que manchan la profesión es justo, pero estos pueden ser la excepción y no la regla.

Hoy muchos están asustados no por lo que reclaman los policías con justicia, están asustados por lo que les han estado robando durante todo este tiempo a esos servidores, hoy muchos hablan de inestabilidad cuando se convoca una marcha policial, pero nunca han hablado de inestabilidad cuando se vulnera el poder libérrimo y soberano de un pueblo y se trucan unas elecciones.

Si queremos libertad entonces debemos tener justicia social y la justicia social es para todos y todas, sin discriminación de tipo alguno y sin privilegios ningunos.




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