San Cristóbal, Por Julio César García. – “Sabe, cuando tenemos apetito de algo y no sabemos de qué, es de algún alimento que ya no existe”. La genialidad de una narración consiste en esa capacidad de quien escribe para atrapar al público, para de forma eficaz transmitir un mensaje, en Mala Racha de Yaina Melissa Rodríguez encontramos esa genialidad narrativa.
Hace unos meses, exactamente
el 16 de octubre 2024, acudí a la puesta en circulación de este libro que es
una recopilación de relatos realizados por la escritora joven más premiada y
reconocida hasta el momento: Yaina Melissa Rodríguez. Yaina es oriunda de San
Cristóbal, se licenció en Mercadotecnia y cuenta con una gran experiencia y
reconocimientos como escritora, es la segunda mujer que gana el premio nacional
de cuentos de Casa de Teatro (única en lo que va de siglo).
Mala Racha muestra historias
ficticias con personajes tan reales como el tío Willy o Nuria, tan digeribles
como un juego de azar o un mundo gris, tan crueles como un hombre odiado (como casi
todos los profesores de matemáticas), en fin, cada historia es digna de ser leída
y apreciada.
La narrativa de Yaina no es
pretenciosa en metáforas rebuscadas; más bien muestra, en un lenguaje cotidiano,
pero no simple (pues la simpleza no es aplicable a sus textos), una serie de
historias cuyos personajes, con o sin nombre, los podemos encontrar en el día a
día de cualquiera de nuestros barrios.
Mala Racha está narrado en
pasado y presente con unas pinceladas al futuro que dejan al lector la
oportunidad de realizar un giro cualquiera a las historias a fin de acomodarlas
para darle el fin, que no será siempre el que el texto sugiere. “Sujetando todavía
el llavín de la puerta, arrojé al aire la moneda”; “pero no pudo evitar una
nostalgia súbita y agria cuando una chica, en la cafetería, pidió una Guayaba
colada”.
Se murió Martín es un cuento
que de forma especial recomiendo por ese retrato tan bien logrado, en el que
cruza tan acertadamente dos relatos disímiles, pero a la vez tan propios de un
acontecimiento tan solemne como es la velatorio o el rezo de nuestras zonas
rurales.
“Me he pasado la vida aprendiendo
que de la gracia a la desgracia sólo hay tres letras”; Mi papá, que siempre pensó
que casarse era de mala suerte, lo confirmó”. “Yo sigo caminando, sigo
buscando, sigo esperando a que pase al fin esta mala racha” … Mala Racha de Yaina
Melissa Rodríguez un manojo de relatos que vale la pena leer.
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