San Cristóbal, Por Julio César García. – Hablar de la eficiencia de las entidades públicas siempre resulta un desafío, pues es difícil llegar a un diagnóstico que refleje completamente la realidad de su gestión. El ayuntamiento del municipio de San Cristóbal, por ejemplo, es un caso emblemático de contrastes: combina logros notables con fallos monumentales.
Por un lado, se pueden
destacar ejemplos positivos como la recuperación de un área de la carretera
hacia La Toma, proyecto demuestra que, con voluntad y esfuerzo, es posible
transformar problemáticas urbanas en soluciones agradables.
La conversión de un vertedero improvisado en un área de jardín en la zona norte de la ciudad, donde los vecinos habían creado un basurero que permaneció durante más de dos años. Gracias a la gestión y al liderazgo del joven Alex De León, conocido como “Alex Empanadas”, el espacio fue recuperado. Hoy, lo que antes era un foco de contaminación es un área ajardinada que embellece el entorno y mejora la calidad de vida de la comunidad.
No obstante, la otra cara de la moneda se encuentra en el barrio San Isidro, ubicado en el centro de la ciudad. Allí, los vecinos se enfrentan desde hace años a un servicio de recolección de basura insuficiente. Durante la administración anterior, la frecuencia de recolección se reduce de dos veces por semana a una, y esta situación persiste hasta el día de hoy.
A pesar de estas limitaciones,
los residentes de San Isidro han demostrado educación y civismo al mantener las
bolsas de basura dentro de sus hogares hasta el día señalado para la
recolección. Sin embargo, esta responsabilidad vecinal parece no ser
correspondida: con frecuencia, el camión recolector “olvida” pasar, provocando
acumulaciones de basura que generan frustración y enojo en la comunidad.
Esta semana, por ejemplo, el
camión no cumplió con su ruta, y la semana anterior tampoco pasó el día
asignado. Como resultado, varias áreas de San Isidro lucen desbordadas de
desechos, una situación que pone en riesgo la salud colectiva.
Estos contrastes tan marcados en la gestión municipal dificultan emitir un juicio claro sobre el desempeño del ayuntamiento. Mientras que en algunos puntos se celebran logros palpables, en otros, la realidad parece un castigo para comunidades responsables como San Isidro.
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