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Existen otras vías para recaudar mas y cargar menos a los mas pobres


San Cristóbal, Por Julio César García. –
El accionar del gobierno para consensuar una reforma fiscal se seguirá encontrando con grandes escollos que deberán superar si pretenden que esta sea efectiva.

Hablar de más impuestos en un país donde no se observan medidas claras desde la administración estatal para corregir los errores evidentes de la política económica nacional es, y será, un reto difícil de superar para el gobierno. Resulta especialmente complicado cuando no se perciben esfuerzos serios para mejorar la eficiencia del gasto público o eliminar privilegios injustificados.

Pretender cargar a quienes menos tienen con más impuestos es, desde una perspectiva humanista, una injusticia. Los más poderosos, aquellos que habitualmente evitan pagar lo que les corresponde, simplemente transfieren el costo fiscal a los que se encuentran en los niveles más bajos de la cadena de consumo. Esta situación no solo perpetúa la desigualdad, sino que también socava la legitimidad del sistema fiscal.

El gobierno debe explorar otras fuentes de ingresos para sostener los gastos del Estado dominicano, y estas fuentes existen. Un punto de partida sería eliminar las exoneraciones fiscales a sectores privilegiados, tales como los deportistas de élite, artistas, políticos (diputados, senadores, miembros del cuerpo consular), iglesias, y organizaciones no gubernamentales que no actúan directamente en áreas como la salud o la educacion. Estas exenciones representan una carga innecesaria para el fisco y benefician a quienes menos lo necesitan.

Además, existen fuentes de ingresos más justas que no afectarían de manera tan directa a los sectores más vulnerables. Un ejemplo claro sería la instalación de medidores para el consumo de agua en todo el territorio nacional, con tarifas ajustadas al nivel de consumo: que pague más quien más consuma. Este tipo de medidas no solo incentivaría un uso más responsable del recurso, sino que generaría ingresos adicionales para el Estado.

En cuanto al presupuesto hospitalario, se podrían reducir los gastos cobrando por los servicios a usuarios indocumentados o residentes ilegales en el país, quienes, al no contribuir formalmente al sistema, deberían aportar de alguna manera. El sistema público de educación también requiere una revisión profunda, y se podría plantear el cobro de una cuota a los estudiantes extranjeros indocumentados, ajustada a sus posibilidades.

Otros subsidios y exenciones que se mantienen desde tiempos pasados ​​también deben ser reevaluados. Muchas de estas medidas fueron concebidas en un contexto especial, pero se han prolongado innecesariamente, transformándose en privilegios injustos.

Por otro lado, se podría implementar un impuesto especial sobre tierras sin uso, solares baldíos, viviendas abandonadas y locales comerciales dedicados exclusivamente a juegos de azar o a la venta de bebidas alcohólicas y cigarrillos. Este tipo de gravamen no solo incentivaría un uso más eficiente de los recursos, sino que contribuiría a la recaudación sin impactar a los sectores más desfavorecidos.

Las alternativas existen. La verdadera cuestión es si los políticos gobernantes tendrán la voluntad de explorarlas y de aplicar las cargas impositivas a aquellos que más pueden contribuir, protegiendo así a los sectores más vulnerables y creando un sistema fiscal más justo y equitativo.


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