San Cristóbal, Por Julio César García. - En su obra "Homo Deus", Yuval Noah Harari dedica un espacio significativo a lo que él denomina "Una breve historia del jardín", donde explora cómo los jardines han sido símbolos de poder y riqueza a lo largo de la historia.
Harari argumenta que los
jardines, más allá de ser simples espacios de recreo o belleza, han
representado la capacidad humana de dominar la naturaleza, reflejando a menudo
la estructura social y las jerarquías del poder.
Desde tiempos antiguos, los
jardines han sido una manifestación del control y la supremacía del ser humano
sobre la naturaleza. Los jardines de civilizaciones como Babilonia eran
expresiones de riqueza y poder, accesibles solo a la élite.
Estos jardines demostraban la
capacidad de un monarca para subyugar la naturaleza y, simbólicamente, a las
personas que dependían de esos espacios para su sustento.
Harari también profundiza en
la dimensión ritual asociada al cuidado de los jardines, indicando cómo el acto
de mantener estos espacios se convierte en un ritual de poder.
En este contexto, Harari
explica: "El jardinero al servicio de su amo dedicaba horas incontables a
podar rosales y esculpir setos, no solo para crear belleza, sino para reafirmar
el control del hombre sobre la naturaleza salvaje.
En la Edad Media, los jardines
de los castillos y monasterios europeos eran lugares de retiro espiritual, pero
también de demostración de poder e influencia. Los nobles y el clero utilizaban
estos jardines como símbolos de su estatus, diferenciándose de la masa
trabajadora.
Con la llegada del
Renacimiento, los jardines se convirtieron en auténticas obras de arte, donde
la simetría y la geometría simbolizaban el orden y el control del ser humano
sobre el caos natural.
En la era moderna, los
jardines siguen siendo espacios donde se reflejan las dinámicas de poder y
estatus social. Los grandes parques urbanos, como Central Park en Nueva York o
Hyde Park en Londres, aunque abiertos al público, fueron concebidos como
símbolos del poder de las autoridades para organizar la vida urbana.
Estos parques, aunque
accesibles a todos, son reflejo de la capacidad de una sociedad para imponer su
visión del orden y la belleza.
En las zonas residenciales de
los Estados Unidos, un jardín impecable pasó de ser un lujo de una persona rica
a una necesidad de la clase media; Fue entonces cuando un nuevo ritual se añadió
a la liturgia de las zonas suburbanas. Después de asistir al oficio religioso en
la iglesia muchas personas se dedicaban devotamente a cuidar el césped.
Así, Harari nos muestra que
los jardines, a lo largo de la historia, han sido mucho más que simples
espacios de recreo. Han simbolizado la habilidad humana para controlar la
naturaleza, reflejando las jerarquías y dinámicas de poder dentro de las
sociedades.
Los jardines son, en este
sentido, un espejo de la evolución de la civilización, donde se entrelazan el
arte, la política y la cultura en un espacio que, aunque natural, es
profundamente humano.
0 Comentarios