San Cristóbal, Por Leonardo Cabrera Diaz. - Pareciera que el mundo caminara patas arriba, que la clave de los nuevos tiempos, es contradecir y revertirlo todo.
Que su objetivo principal, es
deshacer, romper esquemas, tirar abajo cimientos y estructuras e instaurar
paradigmas, ideas y conceptos supuestamente novedosos para describir o definir
lo correcto.
Y que el pudor, el decoro, la
pudicia y la vergüenza, en lo adelante deberán escribirse  entre comillas, asteriscos y siempre
encerrados  entre corchetes.
Es como  pisar la grama, en donde dice que no se haga,
hablar en voz alta, en donde se llama a guardar silencio.
Nadar a contracorriente, igual
al salmón, para exhalar el último suspiro de vida, por un nuevo amanecer, en
donde  todo es permeable.
En donde la intimidad del
hogar, más que amor, se convierte  en un
acto legal, con sanciones establecidas, 
mientras se va yendo a pique y a la deriva el concepto familia.
Llevándose de paso lo que
alguna vez le llamaban principios, cánones, y tradiciones que a rajatablas, y
prontamente serán cosas del pasado.
Es como mirarse al espejo y preguntarse
de quién es la imagen que se refleja en él, 
temiendo y hasta dudando  de no
ser uno mismo.
Pero este  desconcierto, y  este  
afán  de contravenir y negar el
orden divino ha de tener sus consecuencias.
El Creador, a pesar de su gran
misericordia y clemencia,  debe  estar cogiendo la cuerda y  tal vez, 
ya ni esté mirando para abajo, por causa del hombre y sus  tantos desatinos y pensar que de pequeño era
muy frecuente escuchar, Dios castiga no está lejos.  Ojalá y así sea.
Con Dios siempre, siempre.
 


 
 
 
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