Falk Hildebrand y otros, The Conversation. -La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es una afección crónica que altera la vida y está aumentando dramáticamente a nivel mundial. Es extremadamente difícil de tratar y muchas personas descubren que los tratamientos que tenemos simplemente no les funcionan.
En los últimos 30 años, ha
habido un aumento de casi el 50% en los casos, lo que ahora afecta a alrededor
de 5 millones de personas. La enfermedad no debe confundirse con el síndrome
del intestino irritable (SII), que es una afección que afecta el sistema
digestivo; la EII es más grave.
El término se utiliza para
describir dos enfermedades graves llamadas enfermedad de Crohn y colitis
ulcerosa.
A más mujeres se les
diagnostica la enfermedad de Crohn, mientras que más hombres se ven afectados
por la colitis ulcerosa.
El impacto de la inflamación
El síntoma principal de la EII es una inflamación excesiva e incontrolada, una señal que aparece normalmente cuando el cuerpo combate una infección.
Aunque la inflamación es un
aspecto importante de nuestro sistema inmunológico, en la EII ocurre cuando el
cuerpo no está bajo ataque. Como no sabemos qué causa esta reacción exagerada,
los tratamientos se limitan a controlar el sistema inmunológico descarrilado.
La inflamación está controlada
por la señalización celular. Nuestras células detectan bacterias utilizando
receptores que se adhieren a partes de dichas bacterias. Esto activa el
receptor, lo que hace que envíe una señal a las proteínas, y cada proteína envía
más señales, creando una cascada de señales. Esto es lo que le dice al cuerpo
que está bajo ataque.
Muchos tratamientos siguen la
estrategia de interceptar señales y evitar que se inicie la cascada de señales.
Sin embargo, para muchas personas no son eficaces.
Los científicos están tratando
de apuntar a una red de proteínas diferente, llamada NOD2, que a menudo se
descontrola en personas con EII pero que no es el objetivo de los tratamientos
actuales.
Una proteína, llamada RIPK2,
parece un objetivo prometedor ya que sólo se encuentra en esta red.
Investigadores del Laboratorio
Europeo de Biología Molecular están investigando su estructura para ayudar a
los científicos a diseñar un nuevo medicamento que bloquee las señales de esta
proteína.
La importancia del microbioma
Otra inspiración para nuevos
tratamientos proviene de las bacterias que residen en nuestros intestinos. Esta
comunidad de bacterias, llamada microbioma intestinal, se ha asociado con todo
tipo de afecciones de salud, desde asma hasta obesidad.
Las bacterias intestinales
trabajan en estrecha colaboración con nuestro cuerpo y desempeñan un papel
vital en la digestión de los alimentos y el control de nuestro sistema
inmunológico.
En una persona sana, existe un
delicado equilibrio entre las bacterias intestinales y el sistema inmunológico.
La alteración de este equilibrio puede provocar enfermedades, desde molestias
menores hasta afecciones más graves a largo plazo.
Los investigadores están
tratando de entender cómo interactúan nuestros cuerpos con las bacterias
intestinales y qué cambia cuando las personas desarrollan EII.
El microbioma intestinal es un
ecosistema. Así como en un bosque hay animales que comen diferentes cosas, los
microbios pueden formar una red alimentaria. Algunas bacterias consumen un tipo
de alimento, mientras que otras se alimentan de otros.
Algunas dependen de los
desechos de otras bacterias después de haber comido. Ahora se cree que la
alteración del microbioma intestinal es una característica de la EII y
contribuye a su desarrollo y progresión.
Es la situación del huevo y la
gallina. ¿Existe algún cambio en la red bacteriana y alimentaria que altere
nuestro cuerpo? ¿O algo más en el cuerpo, como nuestro sistema inmunológico,
cambia la red alimentaria, limitando posteriormente qué bacterias pueden
crecer?
Los científicos no están
seguros de la respuesta.
En lugar de intentar descubrir
qué sucede primero, un equipo del Instituto Hudson de Investigación Médica en
Australia se está centrando en investigar qué interacciones en la red
alimentaria son las más afectadas en la EII.
Esto podría ayudar a los científicos
a priorizar determinadas bacterias intestinales, o su fuente de alimento, para
restablecer el equilibrio del microbioma y mejorar los síntomas de los
pacientes.
Con suerte, esta focalización
especializada en el microbioma conducirá a tratamientos más eficaces y
duraderos.
Aunque todavía nos queda un
largo camino por recorrer antes de que estas ideas de tratamientos se
conviertan en realidad, es un paso en la dirección correcta.
Apuntar a una nueva vía de
señalización, podría llegar a servir para que se controle la inflamación en más
pacientes. Y estudiar microbioma podría revelar cómo podemos revertir los
cambios asociados con la EII.
Dado que son características
clave de la EII, estos avances podrían permitir a los médicos detener la
enfermedad en las primeras etapas y reducir las complicaciones.
*Falk
Hildebran es investigador de Bioinformática, Instituto Quadram, Reino Unido.
Katarzyna Sidorczuk es científica investigadora en Metagenómica, Instituto
Quadram. Wing Koon, es estudiante de doctorado en Bioinformática, Instituto
Quadram.
*Este
artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia
creative commons.
https://www.bbc.com/mundo/articles/cl4e32zkn40o
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