Por Leonardo Cabrera Diaz. - Después de todos los antes,
Pero antes de todos los
después,
Y para cuando ya
No haya más para cuando
Y que cualquier día,
No sea un día cualquiera,
Habrá que recoger
Los cadáveres de los muertos
en vida
Que vendieron sus almas al
mejor postor
En el mercado político
electoral
Para febrero y mayo del 2024.
Después de todos los escombros
de los escrúpulos de quienes siempre se vendieron de impolutos e inmaculados.
Después de tanto pudor y
decoro arrojados al alcantarillado y que como hojas secas ruedan por el suelo.
Después de desvergüenzas en
banderas izadas con rostros de yo no fui, y que, si algo pasó, yo no estaba
aquí.
Después, pero mucho después,
que la palabra de hombre, erase y constituía un orgullo y lo más sagrado y
sublime, porque en ella, se comprometía la vida misma, cuando existía el
respeto.
Después de todo este
desparpajo electoral,
Y todos los decires y
alabanzas
A los dioses terrenales
Que salen a la caza de los
incautos a los que prometen la leche y la
miel de una tierra prometida, sólo
concebida para dibujarla en el mundo
de los ilusos, excelentes víctimas de las apetencias y ambiciones
políticas.
Después, de las innumerables
quimeras inventadas, y los partos prematuros de propuestas al vapor, y de Mesías
fríamente calculados
Después Sólo después, cuando
el sol golpeé a la cara de los feligreses y correligionarios, quizás,
comprendan, que quienes juzgan, son tan compromisarios de la tragedia
disfrazada del supuesto bienestar en que viven los que aplauden y celebran su
desgracia.
Después, solo después, del dolor
anestesiado, de las promesas incumplidas.
Después de las conciencias,
las palabras y los silencios comprados.
Después solo después, surgirá
el voto pensado, analítico y consciente.
No en contra de, sino a favor
de quien lo ejerce; el pueblo soberano, cuidándose mucho para no convertir su
voto en el obituario de sus sueños.
Con Dios siempre.
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