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PÁGINA DE MI DIARIO

San Cristóbal, Por Milton Martínez. - La romería de Ramoncito es el último sábado de octubre, que este año 2023 cayó 28, de manera que las novenas comenzaron el día 18, y la mía es la número uno.  Hoy estamos en la tercera novena y anoche vi a Justina bailando fuera de ritmo mientras los músicos insistían en que su hermana cogiera el ritmo al intentar hacer coro.

Anoche llovió a cántaros y ahora llegó celebrando que yo había llegado "chapi- chapi" con mis botas de goma debajo del aguacero, que eso era tener fe. Tenía en las manos un vaso de chocolate con arepa que brindaron los noveneros de hoy. Estimo que tiene 38 años. Se lo llevo a mis seres para que se alimenten. Ellos la van picando de a chin hasta que se acaba.

¿Tienes un altar? Tengo unos cuantos seres, una cosita. Vivo cerca de aqui, en la entrada de Plaza Araújo y vengo a todas las novenas. Desde chiquita me gustó vivir sola en los montes; a veces mi papá duraba una semana para encontrarme; ahora les digo a mis hijos que no me maten a los animales que entran a la casa, que es buscándome que andan.

Una vez me estaba cayendo muerta con un dolor de espalda, y una culebra roja colgada del techo me pasó la lengua y santo remedio; la agarré y la puse en el patio, y más duré yo en llegar que ella en entrar y acostarse conmigo; cuando me dormí se fue sin que me diera cuenta y más nunca volvió. Nada más vino a curarme.

¿Cuántos kilómetros hay de Sabana Palenque a aquí, diecisiete dice? Pues una noche dije que venía a piecito y no valió motor ni na, a pie vine, y ahí en el cementerio de Playa Najayo se me unió un gatico blanco que me trajo a mi casa y así mismo dio la vuelta de regreso.

Yo no puedo vivir con hombres, porque me molestan a mis seres; tengo ocho hijos y los he criado yo misma trabajando en casas de familia. En Constanza duré tres años trabajando con una mujer que esa si era buena; y era yo con mis tres muchachas, y cuando hacía frío me calentaba abajo de una mesa.

¿Que por qué deje ese trabajo? Me cansé y vine a hacer los tres ranchos que tengo aquí; le di uno ahora a una hija que tenía 20 años pagando alquiler, que lo arreglen pa que tengan algo.

Al marío que yo tenía ahora le dejé un pañuelo de San Elías y le dije quédate con eso ahí que vengo ahora. Me dijo que San Elías era un buen mamasijaya y 7 dije no te juegues con mi gente. Cuando llegué estaba muerto; yo tenía unos ahorritos y llamamos al 911, le hicieron de to y la familia le hizo autopsia porque no creía, pero nadie encontró na.

Yo fui al rezo y to en su barrio de la capital. Pero mire, volviendo patrá, cuando en mi casa no me quisieron dejá tranquila con mis pájaros, me fui pa San Luis, hice un rancho metío por los cañaverales; y qué comías?; yo?, guarapo con naranja agria, siempre he sío de poco comer; me hice amiga de una familia de haitianos que vivía en un ranchito y por ahí pasé más de un año (continuará).

El autor es ingeniero Agrónomo, profesor universitario, investigador cultural, miembro de la Academia Dominicana de la Ciencia, miembro-fundador del Acción Nacional Ambiental (ANA).


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