San Cristóbal, por Leonardo Cabrera Diaz.- Pareciera que el debate político en lo adelante en lugar de centrarse en la presentación de propuestas de soluciones para los diferentes problemas por los que atraviesa nuestro país, se concentrará en denostar y tratar de descalificar no importa la forma y a qué precio a quien esté colocado del lado opuesto a sus intereses.
Realmente resulta vergonzoso el
hecho que se crucen los límites de la prudencia, el decoro y la sensatez,
pensando que de esa manera crecerá su aceptación en la población y mayores serán
las oportunidades con miras a los comicios del 2024.
Es una lucha sin cuartel, en
la que muchos están como la gatita de María Ramos, que tiran la piedra y
esconden las manos.
Unos, porque el odio, la envidia y el rencor los ciega y despoja de todo tipo de razonamientos y de cordura impidiéndoles ver virtudes y atributos de otros, a quienes acusan y atribuyen las mismas fallas y defectos de las que ellos también adolecen.
Otros, en cambio, son más
avezados, y planifican paso a paso, todas las aristas posibles de su
estratagema para conseguir sus objetivos, sus propósitos.
Es una especie de todo
incluido, en los que delinean quienes servirán de «alcahuetes» y de simples
«correveidiles», algunos pagos y otros no, pero son excelentes marionetas a merced
de un buen director que consigue con eficacia que se sientan orgullosos del
papel que desempeñan en medio de la falacia convertida en una triste
tragicomedia.
Es hora de formular propuestas
concretas, hora de plantear todo cuanto tienen pensado hacer, quienes pretenden
llegar o los que están y quieren seguir en el poder.
Hora de enarbolar ideas claras
en aras de edificar el desarrollo y bienestar que todos esperamos y que por
demás merecemos.
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