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Camino al Monte de Megido


San Cristóbal, Por Leonardo Cabrera Diaz. -
Estamos en una gran sala de espera y    antedespacho de los contrasentidos que continuamente conspiran y amenazan de forma abierta, sin ningún disimulo, los mandatos y los preceptos de vida.

Pretenden aniquilar   todo cuanto, para algunos, huele a rancio, llámense, respeto, pudor, principios, valores éticos y morales, que son columnas indiscutibles de una sana convivencia humana.

En fin, todo aquello que resulta análogo y desfasado, contrario y falto de sintonía para los nuevos tiempos, en los que debemos rendir cultos, veneración y obediencia a los códigos y formatos establecidos por el To e To y Na e Na.

A todo galope, desenfrenado, distraídos en banalidades, e influencias superfluas dirigidas y orientadas en las redes sociales, corremos justamente hacia dónde quieren llevarnos.

Bajo la premisa de que cuanto menos cerebros pensantes haya sobre los peligros y riesgos que acechan y rodean la los entornos de una sana convivencia; mejor, porque presas más fáciles serán, para los objetivos y propósitos perseguidos.

Tanto así que, sin darnos cuenta, colocamos el bueno y válido a muchas cosas y estilos de vida, y en función de ellas actuamos, sin que ni por asomo las entendamos, pero por el influjo de las modas y las tendencias del momento, las emulamos, al extremo las defendemos y orgullosos y más que complacidos nos ufanamos por ello.

Un régimen de libertades abiertas, sin criterios limitantes, ni bordes, ni fronteras de conductas y comportamientos. Todo debe ser permitido y aceptado bajo la luz del sol, y estamparle el sello de ley y garantías   de un derecho reclamando, que empuja en todos los órdenes y se abre paso y espacio, a las buenas o las malas, sin reparar que cosas, o a quienes se llevan por delante.

No hay un acto de contrición a la vista, no es parte de la agenda programada, al parecer, vamos camino al Monte de Megido…  al Armagedón.

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