Por: Sara Fernandez:-Especialista en Energía,Agencia Servicios de Luz.-Los ciudadanos de la eurozona podrían pagar gravemente el corte inminente del suministro de gas natural por parte de Rusia. ¿Qué alternativas existen a esta fuente de energía y cuánto tiempo se necesitará?
Una catástrofe económica podría estallar
Las sanciones de la Unión Europea tras la invasión de Rusia en Ucrania como respuesta a la expansión de la OTAN y la alianza militar capitaneada por Estados Unidos, podrían provocar un corte del suministro de gas a los países del continente europeo procedente de la superpotencia gobernada por Vladimir Putin.
Esta
interrupción del servicio energético podría disparar la inflación hasta un 9%
en la Unión Europea y hundir el crecimiento de la economía tras la recuperación
post-pandemia, tal y como relata el último informe sobre las previsiones
económicas de la Comisión Europea. Este informe parte de un crecimiento medio
actual de los países miembros de la UE de un 2,7% a causa de las consecuencias
de la guerra. No obstante, en el escenario de un corte de suministro del gas
procedente de Rusia este crecimiento se quedaría en un 0,2%.
La
subida del precio de la luz podría volver a subir hasta los 500 euros el MWh,
tal y como vimos durante los primeros días de la invasión, mientras que para el
resto de precios la Comisión Europea apunta en su informa que podrían subir
tres puntos porcentuales y alcanzar una subida del 9% en las previsiones
económicas más pesimistas. Si bien es cierto que el mismo estudio admite que
estas previsiones cuentan con importantes limitaciones, ya que la guerra de
Ucrania presenta un escenario con una gran incertidumbre.
Las
comercializadoras de luz ya han realizado una subida generalizada de precios,
ya que los mercados mayoristas especulan con la posibilidad de un corte de
suministro ruso y una oferta energética más reducida, aunque este escenario
todavía no se ha producido.
¿Por qué Europa es tan dependiente del gas
ruso?
Muchos
ciudadanos se preguntan cómo hemos llegado a la situación de depender del
suministro de un solo país y si realmente nos vale la pena cortar relación con
él, en este sentido, Rusia proporciona un tercio del suministro energético.
Además, el gas procedente de Rusia es fácil de transportar y tiene una forma de
energía más eficiente, por lo que se preveía ser la vía para abandonar el
carbón o la energía nuclear.
Tras
la construcción del gasoducto Nordstream 2, que conducía el gas ruso
directamente a Alemania, se esperaba estrechar todavía más este acuerdo
comercial tan beneficioso para ambas partes y que ha llevado a la empresa
nacional rusa Gazprom a suministrar una tercera parte de todo el gas que consume
Europa. Pero la invasión de Ucrania cambió todo el escenario. La Unión Europa desea ahora dejar de importar
dos terceras partes del suministro de gas ruso para diciembre de este año.
Pese
a las reticencias de países miembros, especialmente de Alemania, el mandato del
Kremlin en el que se exigió el pago del gas en rublos para poder evadir las
sanciones sobre el uso de dólares y el reciente cese de suministro a países
como Hungría o Polonia ha decantado a los gobiernos europeos a resignarse y
apoyar el embargo de energía a la gran potencia del Este.
¿Cómo puede Europa independizarse del gas ruso?
Pese
a que la Comisión Europea advierte que el corte del suministro ruso será
extremadamente costoso y el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, señaló que Europa tiene una inflación muy alta y un
crecimiento bastante bajo. Un estudio de la consultora francesa Artelys afirma
que Europa podría dejar de ser dependiente del gas ruso en solo tres años, con
el uso de energías renovables y otras acciones.
Algunas
de las compañías de luz baratas están comenzando a comercializar energías
renovables a través de la adquisición de electricidad a productores de energías
limpias como la energía solar o la eólica. De esta forma los consumidores
remuneran y apoyan la producción de energía renovable con las llamadas tarifas
ecológicas.
Esta
nueva luz de esperanza no pasaría por cambiar el gas ruso por otro proveedor
como pretenden algunos gobiernos, sino por una apuesta total por las
tecnologías basadas en energías renovables como la energía eólica o la energía
solar, abandonando las nuevas infraestructuras basadas en gas y realizando un
mayor despliegue de los procesos de electrificación.
En
este estudio, el cual fue precisamente una misión de la Fundación Europea para
el Cambio Climático, plantea que si en la Unión Europea fuese simplemente
aplicada de una forma fiel la hoja de ruta Fit-for-55, un paquete de propuestas
de las Comisión para disminuir a la mitad las emisiones de gases de efecto
invernadero para 2030, sería posible reducir la demanda energética de gas un
17% en 2025.
Esta
medida debería ser acompañada del impulso a las renovables, incrementar la
potencia de energía solar en 124 GW y la eólica en 135 GW. Esta hoja de ruta
tiene que estar complementada con el desarrollo de políticas de eficiencia
energética en las viviendas mediante el cambio de calderas de gas por bombas de
calor, así como optimizar la electrificación de industrias. En resumidas
cuentas, que si se quiere se puede. La pregunta es, ¿aquellos que se lucran con
la compra-venta del gas ruso están dispuestos a permitir que estos cambios se
lleven a cabo?
La autora es redactora especializada en energía, con más de 5 años de experiencia en el rubro energético.
Fuente: Compañías de luz
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