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La vanidad el peor de los pecados

“La moral es la base de las cosas y la verdad es la esencia de toda moralidad”. Mahatma Gandhi

¿Qué tanto ha penetrado la vanidad en nuestras vidas?, ¿qué tanto se ha vuelto parte de lo que disfrutamos?, ¿Qué tanto es parte de nosotros?, la vanidad del mundo es narcotizantes, “porque, aunque se ve claramente que esa no es verdadera vida, atrae poderosamente”, Teófanes el recluso.

Aspirar a superar etapas en la vida no es sinónimo de ser vanidoso, querer tener comodidades para nuestro mejor vivir no es vanidad, la vanidad como tal es el empeño en querer cosas no para satisfacer necesidad, sino y mas bien para mostrar que podemos tener cosas.

Una de las preguntas que deberíamos hacernos es, ¿rechazo la vanidad del mundo desde el fondo de mi consciencia o la rechazo de forma superficial?, se hace difícil rechazar la vanidad, de hecho es muy difícil que veamos un elemento que sea atractivo a nuestros sentidos y nos detengamos a pensar si lo necesitamos o solo lo queremos para complacer nuestra vanidad.

Los siete pecados capitales son un concepto aceptado por el cristianismo, sin embargo, no aparecen en la biblia, su aparición surge en los monasterios dispersos por los desiertos de Egipto unos tres cientos años después de la muerte de Jesús, en el 375 DC un monje llamado Evagrio Póntico fue el autor de la primera lista de pecados capitales que se conoce, denominados por él vicios malvados. En lugar de siete, como varios siglos después instauró San Gregorio Magno, los pecados nombrados por Evagrio Póntico eran ocho: gula o gastrimargia, lujuria o fornicatio, avaricia o philargyria, tristeza o tristitia, vanagloria o cenodoxia, ira, orgullo o superbia y apatía o acedia.

Evagrio advirtió que la vanidad (gula) corrompía todo lo que tocaba, la llamó un tumor del alma lleno de pus que al alcanzar la madurez se descompone creando un desagradable desastre.

La vanidad se define como una forma de arrogancia, engreimiento una percepción exagerada de la soberbia, la vanidad hace que las personas sientan que no necesitan a Dios, “la vanidad es el vico maestro, bajo su dominio trabajan todos los otros”, asegura el padre Luke Dysinger, O.S.B., seminario de San George.

La tradición cristiana asegura que desde antes de la creación del hombre ya existía la vanidad y que fue esta la que desató una guerra en el cielo encabezada por el Ángel Lucifel, este se preguntaba por qué no era el favorito de todas las criaturas de Dios y quería ser tan poderoso como Dios, así que junto con otros ángeles organizó una guerra contra Dios, terminando expulsados todos del cielo y enviados al foso del infierno.

Una de las leyendas más recurridas cuando se quiere ilustrar el tema de la vanidad es la de Narciso quien según la mitología griega era tan vanidoso que su muerte la encontró gracias a esta, dice la leyenda que Narciso fue al lago donde quedó tan asombrado ante su propia belleza reflejada en el agua que perdió el equilibrio cayendo al lago y muriendo ahogado.

Hoy día son innumerables las posibilidades de ser tentados y vencidos por la vanidad, nuestra vida cotidiana se llena de historias de personas que guiados por la vanidad pierden absolutamente todo valor, aunque puedan exhibir cosas materiales, se convierten en vasijas vacías, en espíritus que deambulan en el mundo sin mas que mostrar que las cosas que tienen precio, pero no valor.  

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