Colaboración Foto Pinales
La Fundación Manantial de Amor
que dirigen Awilda Brito y Amaury Doñe han celebrado por todo la alto el primer
aniversario de este esfuerzo conjunto que durante este tiempo se ha dedicado a
llevar alegría, esperanza y soluciones a los más necesitados.
En un ambiente lleno de armonía, solidaridad, amistad sincera, buena música y amor compartido en cada rincón, el gran salón del monumental hotel San Cristóbal fue escenario testimoniar de una ceremonia donde se reconoció además a esos seres que desde su humanidad se brindan para servir al prójimo.
La fundación en la celebración
de su primer año reconoció a unos 14 colaboradores quienes dijeron presente y
agradecieron el gesto de quienes dirigen esta fundación, a unanimidad coincidieron
en señalar el privilegio que sienten de ser parte de la fundación y sus deseos
de seguir brindando apoyo a este manantial de amor.
Awilda Brito presidente
internacional de Manantial de Amor fue enfática en agradecer a Dios y a todos
los que tanto en el país como el extranjero brindan su solidaridad para que la
fundación pueda realizar estos gestos que llevan ayuda de forma digna a quienes
más lo necesitan.
Amaury Doñe presidente
nacional expresó que aunque a veces ha sentido que debe hacer un alto y dejar
la fundación siempre ha contado con el apoyo familiar , el soporte y buenos
consejos de personas como el ingeniero Francisco Ramos quien no le ha permitido
abandonar este sueño por el que tanto ha luchado “Yo no me he comido ni una
menta verde de lo que la fundación recibe, sin embargo hay personas que se
dedican a criticarnos y a decir que nosotros nos lucramos de esta fundación,
quiero decir que nosotros todo lo manejamos con transparencia, nunca hemos
usado nuestro puesto en la fundación para beneficiarnos, por el contrario de
nuestros propios recursos aportamos a la fundación para que las cosas se puedan
realizar”.
La celebración de este primer
año premió a los asistentes con la magistral conducción de Miguel Feliciano
(super tito), la música instrumental a cargo de Junior saxo, los bailes folclóricos
y la música autóctona a cargo del ballet folclórico San Cristóbal y el cierre
con la voz, la gracia, el carisma y la buena música de Raffy Matias quienes se
conjugaron para hacer una noche inolvidable.
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