Lo intentó el poderoso Imperio Británico en el siglo XIX, cuando era la superpotencia del mundo, pero en 1919 tuvo que abandonar Afganistán y otorgarles la independencia.
Luego lo hizo la Unión
Soviética, que en 1979 invadió el país con la intención de mantener en el poder
al comunismo (establecido en un golpe en 1978); tardaron 10 años en darse
cuenta de que no ganarían esa guerra.
Los británicos y soviéticos
tienen en común que al invadir Afganistán contaban con imperios de primer
orden, que poco después comenzaron a desmoronarse.
A 20 años de la invasión liderada por Estados Unidos en 2001, y una consecuente guerra que ha causado cientos de miles de víctimas fatales, el gobierno de Joe Biden decidió retirar las tropas de su país de Afganistán en abril de este año.
Fue una polémica decisión que ha sido fuertemente criticada y que conllevó a una rápida caída de Kabul, la capital afgana, a manos del grupo yihadista Talibán.
Biden ha defendido la retirada
de tropas, alegando que los estadounidenses no deben morir "en una guerra
que los afganos no están dispuestos a luchar por sí mismos".
"Ninguna cantidad de
fuerza militar lograría jamás un Afganistán estable, unido y seguro",
agregó el mandatario recordando que al país se le conoce como un
"cementerio de imperios".
Afganistán ha sido el
cementerio de los ejércitos más poderosos de los últimos siglos, que han
tratado de controlarlo -con un aparente éxito al inicio de sus respectivas
invasiones-, pero luego han tenido que huir del país.
"No es que los afganos
tengan mucho poder, lo que ha pasado en Afganistán ha sido culpa de los mismos
imperios invasores, de la patología imperial y de sus limitaciones", dice
a BBC Mundo el analista de defensa y política exterior, David Isby, autor del
libro "Afganistán: Cementerio de imperios" (2010).
Isby admite que Afganistán es
"desde un punto de vista objetivo" un lugar difícil: Es una nación
compleja, con una infraestructura muy pobre, un desarrollo limitado y sin
salida al mar.
"Pero los imperios, sea
el soviético, el británico o el estadounidense no han mostrado flexibilidad al
lidiar con Afganistán. Quisieron y tuvieron que hacer las cosas a su manera y
nunca lograron entender la complejidad del país", agrega.
Se suele escuchar que
Afganistán es "imposible de conquistar", una afirmación errónea: los
persas, los mongoles y Alejandro Magno lo hicieron en el pasado.
Lo que sí es cierto es que es
una aventura que le ha costado mucho a los que lo han intentado. Y los últimos
tres imperios que trataron de invadir Kabul, simplemente fracasaron.
El Imperio Británico y sus
tres invasiones
Durante gran parte del siglo
XIX, Afganistán fue el escenario central del "Gran Juego" entre los
imperios británico y ruso por controlar Asia Central.
Por décadas, Moscú y Londres
emprendieron una lucha diplomática y política que los británicos terminaron
ganando, pero a un muy alto precio. Reino Unido intentó invadir el país tres
veces entre 1839 y 1919, y se puede decir que las tres veces fallaron.
En la Primera Guerra
Anglo-Afgana -que comenzó cuando los británicos capturaron Kabul en 1839 ante
el temor de que Rusia lo hiciera antes que ellos-, Londres sufrió quizá su
mayor humillación de la historia: el ejército de lo que era entonces la nación
más poderosa del mundo fue completamente destruido por tribus con armas muy
poco sofisticadas.
Tras tres años de invasión,
los afganos obligaron finalmente a las fuerzas invasoras a abandonar la
capital, y la retirada resultó en tragedia.
Sólo un ciudadano británico
sobrevivió, dentro de un grupo de más de 16.000 personas que abandonaron un
campo militar británico el 6 de enero de 1842 con la intención de ir a
Jalalabad (al este de Kabul).
"Esta guerra debilitó el
avance de la expansión británica en el subcontinente y también afectó la
narrativa de que los británicos eran invencibles", explica Isby.
Casi 4 décadas después, Reino
Unido lo intentó de nuevo con un poco de más éxito.
La Segunda Guerra
Anglo-Afgana, que tuvo lugar entre 1878 y 1880, terminó con Afganistán
convirtiéndose en un protectorado británico, pero Londres se vio obligado a
abandonar su política de mantener a un ministro residente en Kabul.
En su lugar seleccionó y apoyó
a un nuevo emir afgano y retiró sus tropas del país.
Pero en 1919 estalló una
tercera guerra cuando un nuevo emir afgano declaró su independencia de la
influencia británica.
En aquel momento, la
Revolución bolchevique había reducido la amenaza rusa y al mismo tiempo la
Primera Guerra Mundial había paralizado el gasto militar británico, por lo que
el interés en Afganistán había mermado.
Por eso, tras cuatro meses de
batallas, Londres terminó reconociendo la independencia del país.
Aunque oficialmente los
británicos ya no estaban en Afganistán, se considera que mantuvieron su
influencia por muchos años más.
El Vietnam de la Unión
Soviética
Durante los años 1920 el emir
Amanullah Khan trató de reformar el país y, entre otras medidas, abolió el
burka tradicional para mujeres. La serie de reformas molestaron a algunas
tribus y líderes religiosos, desatando así una guerra civil.
Las tensiones en el país
asiático derivadas de las luchas de poder continuaron por décadas hasta que la
Unión Soviética invadió el país en 1979 para mantener en el poder un gobierno
comunista profundamente fragmentado.
Varios grupos muyahidines
(extremistas religiosos) se opusieron a los soviéticos y comenzaron a
combatirlos, con dinero y armas proporcionados por Estados Unidos, Pakistán,
China, Irán y Arabia Saudita.
Moscú lanzó ataques terrestres
y aéreos con la intención de destruir aldeas y cultivos en áreas que
consideraban como problemáticas y la población local se vio obligada a huir de
sus hogares o morir.
La invasión rusa fue la más
sangrienta de todas, dejó cerca de 1,5 millones de muertos y alrededor de 5
millones de refugiados.
En algún punto, las fuerzas
soviéticas lograron controlar las principales ciudades y los pueblos más
grandes, pero los muyahidines se desplazaban con relativa libertad en muchas
áreas rurales.
Las tropas soviéticas
intentaron aplastar a la insurgencia con diversas tácticas, pero las guerrillas
generalmente lograban evitar sus ataques.
El país estaba en ruinas.
El entonces líder soviético
Mikhail Gorbachov se dio cuenta de que no podía continuar con la guerra
mientras intentaba transformar la economía rusa y decidió retirar sus tropas en
1988, pero la imagen del país nunca se recuperó.
Afganistán pasó a ser el
Vietnam de la Unión Soviética. Fue guerra cara y vergonzosa, en la que pese a
utilizar todo su músculo, la URSS fue derrotada y humillada por las guerrillas
locales.
"Los soviéticos
reclamaban poder legítimo en Afganistán, justamente en un tiempo en que había
contradicciones serias y fundamentales en el sistema soviético, en su gobierno
y su ejército", recuerda el analista David Isby.
"Ese fue uno de los
grandes errores de los soviéticos". LaUnión Soviética cayópoco después.
Estados Unidos y su
"desastrosa" retirada
Luego de las fallidas
intervenciones de Reino Unido y la Unión Soviética, Estados Unidos lideró una
nueva invasión a Afganistán en 2001, prometiendo apoyar la democracia y
eliminar la amenaza terrorista de Al Qaeda, tras los ataques del 11 de
septiembre.
Como las dos potencias
invasoras precedentes, Washington logró hacerse con Kabul rápidamente y obligó
a los talibanes a entregar el poder.
Tres años después, un nuevo
gobierno afgano asumió la presidencia, pero los sangrientos ataques de los
talibanes continuaron.
El expresidente Barack Obama
anunció un aumento de tropas en 2009 que ayudó a hacer retroceder a los
talibanes, pero no por mucho tiempo.
Para más información consultar
fuente https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-58243802
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