350 años antes de Cristo ya se hablaba sobre democracia y se presagiaban los hechos que vemos hoy como cotidianos, Sócrates decía: “Nuestra democracia se autodestruye porque ha abusado del derecho de igualdad y del derecho de libertad, porque ha enseñado al ciudadano a considerar la impertinencia como un derecho, el no respeto de las leyes como libertad, la imprudencia en las palabras como igualdad y la anarquía como felicidad”.
Nicolas Maquiavelo escribió en El Príncipe (1513), esta afirmación: «El que tolera el desorden para evitar la guerra, tiene primero el desorden y después la guerra».
A veces
meditamos sobre lo que ocurre tanto en el nivel local como en el internacional
y llegamos a la conclusión de que esta involución rotunda e irremediable de la humanidad
es un paso a una nueva forma de relación humana, que aún no alcanzamos a
entender y nada más.
El caos siempre da paso a nuevas realidades y los momentos caóticos llevan a los seres
humanos a buscar nuevas formas para bien o para mal (conscientes de que bien o
mal puede ser solo cuestión de puntos de vista) “lo que para un humano es
desperdicio para un cerdo puede ser un exquisito manjar”.
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