“Hola”, dice su madre por los altavoces del coche. “Solo
quería decirte que te quiero”.
“Te quiero”, responde el hombre, para añadir, antes de
colgar: “Estoy grabando un vídeo ahora mismo”.
Ese vídeo es un anuncio encargado por Navdy, una de entre el
puñado de empresas emergentes que han dado un toque futurista al debate sobre
la distracción al volante, y cómo frenarla. Desde un smartphone, el aparato
proyecta en el campo visual del conductor información y datos de conducción en
directo. Hay varias versiones de estos dispositivos en ciernes, pero suelen
funcionar usando un proyector que recoge información del teléfono vía wireless
y usa un sofisticado proceso óptico para hacer que la información —mapas,
velocidad, mensajes entrantes, datos de la llamada y notificaciones de las
redes sociales— flote sobre el salpicadero. Los gestos de la mano y el
reconocimiento de voz permiten que los conductores respondan o cuelguen.
Estos dispositivos con pantallas emergentes han pasado a
formar parte del debate sobre si la tecnología puede ofrecer formas más seguras
para que la gente haga varias tareas mientras conduce
Este sector aún está en pañales: el aparato de Navdy no va a
comercializarse hasta dentro de unos meses [a un precio de unos 299 dólares,
270 euros], y no está claro si funcionará con la misma fluidez que nos presenta
el vídeo cuando se use en unas condiciones de vida real menos perfectas. No
obstante, en términos generales, el aparato entra en una categoría floreciente
de tecnología para el coche que bien podríamos categorizar como “se puede estar
en misa y repicando”. Conduce, recibe mensajes, habla por teléfono, incluso
interactúa en las redes sociales, y todo sin poner en peligro la seguridad,
según varios creadores de los conocidos como “visualizadores frontales” (HUD,
por sus siglas en inglés), que repiten una opinión adoptada por cada vez más
fabricantes de coches que venden monitores integrados o situados sobre el
salpicadero. Algunos fabricantes también muestran información básica de la
conducción, como la velocidad e instrucciones en cada curva, en un parabrisas
especial, para que el conductor pueda seguir mirando al frente y no abajo, al
salpicadero.
Google, con Android Auto, y Apple, con CarPlay, también han
dado el salto a este sector en evolución. Ambos permiten que los teléfonos se
conecten al puerto USB del coche para que la información fluya a un monitor
situado en el salpicadero. IHS Automotive, empresa que analiza las tendencias
de la industria automovilística, espera que muchos fabricantes integren estos
sistemas, y las encuestas que han realizado a los consumidores indican que los
conductores quieren sistemas que ofrezcan mapas, música, noticias y
conectividad social.

El argumento contrario lo reduce todo a una noción muy
sencilla: los conductores van a hacerlo de todos modos, así que ¿por qué no
reducir al mínimo las distracciones más arriesgadas, como agachar la cabeza
para mirar el teléfono o manejarlo?
La gente usa el teléfono de una manera demasiado compulsiva
como para esperar que deje de hacerlo, según Nagraj Kashyap, vicepresidente
primero de operaciones e innovación de Qualcomm Ventures, rama inversora del gigante
de las telecomunicaciones, que hace poco inyectó tres millones de dólares en
Navdy. “Eliminar por completo ese comportamiento es una quimera”, afirma
Kashyap sobre los conductores que hacen varias cosas a la vez. “La mejor manera
de abordarlo es hacerlo lo más seguro posible”.
Las investigaciones demuestran que los sistemas de
reconocimiento de voz pueden resultar tan imprecisos que generan distracción
El Gobierno federal [de EEUU] ha publicado unas directrices
no vinculantes para regular los “sistemas de información y entretenimiento”, y
uno de sus principales mensajes es que realizar determiadas tareas no
relacionadas con la conducción interfiere con la seguridad del conductor. Los
expertos en ciencia de la atención sostienen que los nuevos dispositivos HUD
podrían aumentar algunos riesgos tan evidentes que no hay que ser la madre de
un conductor para apreciarlos.
“Es una idea nefasta”, explica Paul Atchley, psicólogo de la
Universidad de Kansas que estudia la distracción de los conductores. Prestar
atención a la carretera es mucho más complejo que tener la cabeza apuntando
hacia ella, señala. “Estos dispositivos parten de la suposición falsa de que
para ver solo hay que tener los ojos en el punto correcto”.
Navdy, con sede en San Francisco, ha recaudado 26,8 millones
de dólares según Doug Simpson, fundador y director ejecutivo de la empresa, un
informático que trabajó 10 años en Hewlett-Packard. Aunque su dispositivo, que
costará 299 dólares (263 euros), no se comercializará hasta pasados unos meses,
Simpson sostiene que ya han recibido pedidos por un valor de seis millones de
dólares (5,2 millones de euros).
Simpson dice que la idea se le ocurrió durante un viaje a
Bangkok en el que, como muchos otros viajeros, estaba intentando descifrar un
mapa en su teléfono mientras conducía por calles desconocidas; por poco se
estrella contra otro coche.
No sorprende que el momento eureka de Simpson naciera con la
navegación. Los mapas, las direcciones y otra información relacionada con la
conducción son elementos importantes de muchos de estos productos y la idea es
que cualquier tarea relacionada con la conducción debería hacerse con la mayor
seguridad posible. Uno de los motivos que han creado el nicho para productos
como Navdy es la sensación que tienen muchos consumidores de que los sistemas
de navegación y las pantallas táctiles integradas en muchos coches dan
problemas; además, las investigaciones demuestran que los sistemas de
reconocimiento de voz pueden resultar tan imprecisos que generan distracción.
Al mismo tiempo, los desarrolladores de dispositivos HUD
también están convirtiendo en uno de sus principales ganchos comerciales el
ofrecer a los conductores posibilidades que no tienen nada que ver con la
conducción.
El dispositivo de Navdy tiene aproximadamente la forma y el
tamaño de un discman y se acopla en el salpicadero. En la parte superior se
despliega una pequeña pantalla transparente en la que se proyecta la
información que llega del teléfono: velocidad, mapas y notificaciones de
llamadas y mensajes entrantes que incluyen la identidad del emisor, pero no el
texto en sí. Para responder a una llamada, el conductor pasa una mano por el
aire, o la desliza sobre el volante, un gesto captado por el dispositivo con un
mecanismo similar al de la Nintendo Wii.
El conductor verá la imagen como una especie de holograma,
flotando a un metro y medio del parabrisas, según explica Simpson,
aproximadamente donde el morro del coche se une con la carretera. “Es más
seguro que mirar al salpicadero o a una imagen del móvil”, añade.
En el vídeo de YouTube encargado por Navdy, el conductor
(dueño de la empresa que hizo el vídeo) afirma que el dispositivo es “igual al
que usan los pilotos de las aerolíneas comerciales cuando están aterrizando”. Y
añade: “¿Habéis oído? Lo usan los pilotos. Es seguro”.
“Mentira”, rebate Christopher Wickens, catedrático de la
Universidad del Estado de Colorado y uno de los principales expertos
estadounidenses en el uso seguro de dispositivos HUD para el transporte.
Wickens explica que los dispositivos utilizados en aviones solo muestran
información indispensable para el vuelo —como el contorno de la pista de
aterrizaje o el horizonte— y, algo fundamental, que la información suele
mostrarse como una capa visual sobre la pista o el horizonte reales. En cambio,
un dispositivo HUD en el coche, que da información no relacionada con la
conducción y no está alineada con la carretera “es lo peor de lo peor”,
sostiene Wickens. “Es un lío, que induce a posibles fallos y distracciones, que
induce a posibles accidentes”.
Para responder a una llamada, el conductor pasa una mano por
el aire, o la desliza sobre el volante, un gesto captado por el dispositivo con
un mecanismo similar al de la Nintendo Wii
Según sus investigaciones, cuando la información proyectada
está relacionada con la conducción y se muestra de manera sencilla —como la
velocidad o una flecha para la navegación— puede ofrecer una mínima ventaja en
materia de seguridad. Sin embargo, la información social “lo contrarresta,
elimina” cualquier pequeño beneficio que el conductor pudiese obtener de una
información sobre conducción correctamente alineada.
Otra empresa que intenta establecer el paralelismo con las
aerolíneas es WayRay, cuya sede central se encuentra en Suiza. Planean empezar
a vender un dispositivo que proyecta datos que, según la compañía, además de
estar en la línea visual del conductor parecen situarse a diez metros de
distancia. La empresa tiene 6 millones de dólares (5,2 millones de euros) de
fondos, la mayoría aportados por inversores rusos, y espera sacar tajada de los
emprendedores de riesgo de Sillicon Valley a finales de junio, según Vitaly
Ponomarev, su fundador y director ejecutivo.
Ponomarev señala que el énfasis se pone en la información
sobre la conducción, mientras que las aplicaciones para las redes sociales
están disponibles a velocidades más reducidas. “Cuando la velocidad del coche
es inferior a 15 kilómetros por hora, abrimos un canal adicional de “información
y entretenimiento”, explica Ponomarev. “Podemos proyectar datos de cualquier
aplicación: Instagram, Facebook, Twitter…”.
El ruso afirma que la información aparece ligeramente a un
lado, para no interferir con la conducción, y que será en directo: “Información
sencilla, texto sencillo, nada parpadeante que distraiga”.
Sin embargo, los neurocientíficos y partidarios de la
seguridad aseguran que cualquier elemento visual perturba la concentración,
pues presenta una distracción cognitiva. Traducción: las imágenes nos hacen
apartar la cabeza de la carretera. Dicha distracción hace harto difícil que un
conductor pueda responder a una amenaza repentina.
También hay otra preocupación: los dispositivos HUD
centrados en las redes sociales y la comunicación crean el riesgo de normalizar
el comportamiento de hacer varias cosas a la vez, “como si estuviésemos
diciéndole a la gente que está bien hacerlo”, afirma Deborah Hersman, directora
ejecutiva del Consejo de Seguridad Nacional, una organización sin ánimo de
lucro.
En el pasado, Hersman fue presidenta del Consejo Nacional de
Seguridad en el Transporte, donde trabajó en la regulación de los dispositivos
HUD para las aerolíneas. Aquellos dispositivos, explica, recibieron luz verde
tras exhaustivas pruebas de las acciones más seguras, pero “eso no pasa con los
coches”, afirma.
“La tecnología y la innovación en la industria
automovilística avanzan a una velocidad mucho mayor que los reguladores”,
concluye. El Departamento de Transporte ha financiado al Instituto de Tecnología
para el Transporte de Virginia para que investigue si los beneficios en materia
de seguridad que ofrecen los dispositivos HUD en los coches superan a los
riesgos que plantea la distracción. Se espera que el estudio concluya en 2016.
Otra que apuesta por estos sistemas en ciernes es DD
Technologies, una empresa tecnológica con sede en Vancouver fundada por dos
emprendedores que aseguran haberse inspirado en una película de Iron Man para
crear su dispositivo HUD. El aparato de la compañía, Iris, que pronto debería
estar disponible en un número limitado de unidades, permite a los conductores
leer un texto. Pero los emprendedores dicen que no están fomentando esa
práctica, o al menos no directamente.
“No estamos diciendo que se deba escribir y conducir al
mismo tiempo”, explica uno de los cofundadores, Dino Mariutti. “Estamos
diciendo que habría que hacerlo de manera más segura”.
El dispositivo HUD de Navdy proyecta información desde un
smartphone para que parezca estar flotando a dos metros del conductor.
Los creadores del dispositivo de Navdy, disponible en unos
meses [en EEUU], aseguran mejorar la seguridad al mostrar a los conductores
información importante sin que tengan que agachar la cabeza para mirar al
teléfono o al salpicadero. Sin embargo, a los partidarios de la seguridad les
preocupa que estos sistemas no hagan sino añadir distracciones.
Traducción de News Clips
© 2015 New York Times News Service
0 Comentarios