Por FABIO HERRERA MINIÑO
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San Cristóbal, ubicada a escasos 20 minutos de la capital, es una víctima lamentable de esa cercanía, que la ha convertido a una ciudad golondrina donde diariamente salen miles de ciudadanos para ir a trabajar a la capital o Haina, y que, a su retorno a descansar, es poca la voluntad para trabajar en favor de la comunidad; por lo que esas voluntades, que hacen grandes a los pueblos, escasea en esa sufrida población.
Los últimos 30 años del siglo XX, y los primeros 15 años de este siglo XXI, ha sido el tiempo
dentro del cual se ha desarrollado la anarquía, la politiquería y el temor por una ciudad que desborda todos los parámetros de la racionalidad urbana, y los cientos de ciudadanos que pululan por sus calles, llevan la mezcla del chiripeo, el desempleo o la delincuencia con una proliferación de barrios marginados, cada cual más lleno de basura, empobrecido y con escasas esperanzas de salir de la pobreza.
Para los sureños que viajábamos a la capital por las décadas de 1940 y 1950, al cruzar a San Cristóbal manteníamos respeto y silencio en las guaguas de la época, ya que nos impactaba por sus modernos edificios y limpieza de sus calles. Contemplábamos de cómo Trujillo, dictador e hijo benemérito de la ciudad, había puesto su impronta en cada rincón para embellecer su población natal con un moderno mercado, un hotel, la iglesia Nuestra Señora de la Consolación, el parque de piedras vivas, más de cuatro palacios escolares, el liceo Pablo Claudio para la enseñanza musical, la Armería, la Hacienda Fundación, su finca favorita, y un palacio del Cerro que no le gustó y siguió prefiriendo su sencilla Casa Caoba, cita para todas sus aventuras románticas y decisiones políticas de importancia, y el acreditado hospital Juan Pablo Pina por la calidad de su personal, limpieza y aciertos médicos.
El Instituto Politécnico Loyola, fundado a mediados de la década del 50, ideado por Trujillo para copiar al existente en Dajabón, fue un hito para la región sur-central que le dio motivaciones a muchos jóvenes estudiantes que iban a encontrar en su aulas las enseñanzas agrícolas y técnicas para ser las herramientas de una profesión útil para sus vidas. Además, Trujillo construyó un estadio para béisbol, que en 1948 fue escenario del entrenamiento primaveral del equipo de Montreal y el de los Dodgers de Brooklyn, con la presencia del jugador de color Jackie Robinson, que poco tiempo después descollaría como la estrella que ya en esa ocasión se vislumbraba.
Los pasados 45 años, San Cristóbal con un crecimiento explosivo de la población, aparte de sus características de ciudad dormitorio y albergar numerosas empresas, ha atraído a una población que no gravita en la comunidad por esa falta de arraigo, y los pocos entes preocupados por la comunidad no pueden hacer gran cosa ya que son los políticos quienes están más empeñados para que se mantenga ese desorden poblacional para tener una masa de incautos para sus fines electorales, con las falsas promesas de hacerle creer que los sacarán de esa marginalidad destructora de los seres humanos .
Cada año, la situación social empeora en San Cristóbal, y el asesinato de tantos ciudadanos en un solo día revela el descontrol que existe ante la agresividad de un grupo de jóvenes que, sin objetivos, solo buscan hacerse del control y distribución de drogas, del sicariato, el asalto y corrompiendo a un cuerpo policial muy débil de carácter, que cada día muestra sus llagas de la putrefacción moral que han arropado a muchos de sus estamentos de todo rango, para vergüenza de quienes todavía creen que podrían rescatarla, lo cual es ya imposible por el avance de esa gangrena moral que en cada día descubren horrorosas acciones de los que mancillaron sus uniformes.
Los grupos comunitarios de los clubes de servicio, como los leones y los rotarios, están en desventaja frente a un medio que ya no cree en el servicio a los demás, y tienen otros valores más mercuriales, estimulados al ver de cómo los políticos han hecho del disfrute del poder una orgía de lujos y expendio de favores que destruyeron esos valores, que una vez le dieron brillo a esa comunidad, aun cuando fuera bajo la influencia de un dictador que tenía orgullo por su pueblo natal y lo cuidaba con esmero y celo.
Fuente: Hoy.com.do
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